El Ecijano posee una voz recia, varonil y sugerente, que recuerda en muchos casos al flamenquísimo registro de Caracol y en muchos más al del Lebrijano. Obedece a una estética del flamenco que ya es difícil de encontrar, basada en la entrega y el flamenco de raíz. Versátil y generoso en la expresión, acopla bien sus formas cantaoras a la base que acomoda la producción musical, de tal forma que lo clásico se presenta en papel de plata y lazo de seda, dando la sensación de modernidad en un entramado instrumental complejo, curioso y a la vez, agradable…

Abre el disco con una Bulería de fuerte impacto, en la que abundan los juguetillos, de tercios cortos y vigorosos, con un exultante Pedro Sierra y perfecta ambientación. Una bulería distinta a lo que estamos acostumbrados en los últimos tiempos. Pepe León muestra con absoluta maestría cómo se pueden hacer cosas nuevas sin tener que viajar a Marte.

Le sigue una soleá trianera, que él identifica como de los Alfareros, y no le falta razón. Una soleá valiente y encorsetada en el compás de doce tiempos, solvente en la dificultad de la melismática del último tercio y gustándose en las subidas donde el riesgo es el mayor componente.

Sigue musitando por bulerías el poema de Federico García Lorca “Las piquetas de los gallos”. Lo cierto es que este poema parece requerir cierta serenidad que no se encuentra en la voz de nuestro artista.

Mientras que por fandangos, tientos-tangos, guajira y tonás es tradicionalista, demuestra inquietudes hacia la innovación en la seguiriya entremezclándola con la nana y utilizando la orquesta de cuerda de Bucarest (Rumanía); o cuando aborda la malagueña en la que intenta aportar melismas exóticos en lo que resulta finalmente un pastiche mal planteado de Chacón y el Mellizo, y que remata con una rondeña de Enrique Morente.

Tanto la guajira como las “Canciones populares por bulerías” son acompañadas por Michele Iaccarino, un gran guitarrista que descubrimos para el acompañamiento.

Un disco que merece la pena tener en cuenta entre las nuevas producciones que aparecen en el mercado, tanto por la importancia que supone mantener una línea continuista del flamenco tradicional, como por la extraordinaria producción musical en la que es fácil adivinar la debilidad que Pedro Sierra siente por este cantaor, para el que ha volcado todo su conocimiento y su buen gusto.

Fuente.Marcos Escánez Carrillo