La congregación de religiosas los Ángeles Custodios llegó a Málaga a principios del siglo pasado con el propósito de acoger a niñas y personas con dificultades, para trabajar la acción social con los más necesitados. En el barrio de Pedregalejo, junto al colegio de la Presentación, levantaron en 1908 un edificio de tres alturas diseñadas en torno a un gran patio central. Sirvió de residencia hasta la posguerra. En los años 60 se convirtió en colegio y fue un centro concertado más de la zona hasta que en 2007 cerró sus puertas. Desde entonces, sus titulares buscan un comprador para los más de 3.700 metros cuadrados construidos y los casi 9.000 de parcela. El precio, 5,8 millones de euros. Sin embargo, la limitación del uso como educativo y la protección arquitectónica del inmueble han impedido que, hasta el momento, se haya puesto sobre la mesa una proposición seria de venta.
El consultor inmobiliario Nacho Picatoste es el responsable de la comercialización de este edificio que fue durante medio siglo centro educativo. Sus pasillos oscuros aún conservan los murales de los últimos alumnos. Algunas sillas se arrumban en un aula, desde entonces almacén, y los libros de la biblioteca acumulan, silenciados, años de polvo y desidia. Ventanas rotas, jardines sin forma, hierbas altas en los campos y trozos desprendidos en la balaustrada de la terraza se convierten en señales inequívocas de su abandono. Sólo la capilla, en la que dan misa los sábados, y la clase de pintura que utilizan un grupo de mujeres del barrio se mantienen en uso en este viejo colegio de techos altos e impresionantes vistas desde su azotea.
Se trata de un edificio institucional con planta rectangular, un gran patio central y tratamiento racionalista en la fachada. Tiene un grado de protección I, lo que significa que "por su valor arquitectónico, su implantación en la estructura urbana y las posibilidades de su puesta en buen uso, deben ser protegidos controlando las actuaciones que se hagan e impidiendo su desaparición o sustitución", reza el informe de la consultoría inmobiliaria. Esta protección sólo permite una actuación de rehabilitación "manteniendo todas sus características estructurales, tipológicas y ornamentales". La localización del patio y de las escaleras tienen que ser respetadas y, según el informe, se considera el colegio "como un todo a mantener, no únicamente sus características externas".
"Se puso a la venta en el momento del boom inmobiliario y se tasó en unos 10 millones de euros", señala Nacho Picatoste. "Llegó la crisis y lleva nueve años en venta, en 2014 pedimos una nueva tasación y ahora mismo vale 5,8 millones de euros", agrega el consultor inmobiliario. "Ahora está catalogado como equipamiento escolar o deportivo, quizás un cambio de uso a un perfil sanitario sería fácil, pero lo que sí es inviable es que tenga uso hotelero o residencial y esa limitación de uso además de la protección arquitectónica limita enormemente su valor y restringe las acciones de posibles compradores", dice Picatoste.
Ha intentado mandarle el dossier sobre el edificio a Antonio Banderas. "Sería un lugar estupendo para su escuela de cine", considera Picatoste, que también postula por un centro de español para extranjeros con residencia o una clínica como posibles usos del inmueble situado en la calle Amador de los Ríos. La manzana completa, delimitada también por las vías Octavio Picón y Gabriel y Galán, pertenecía al colegio. Una vez que cerró, se construyó en una esquina de la parcela una centro de acogida de menores. "Con la venta pretenden seguir con la labor de acogida y de atención a personas necesitadas", comenta Picatoste, en contacto directo con la madre superiora de la congregación. La sede de las religiosas está en Madrid, donde mantienen un centro educativo. Mientras esperan al inversor que devuelva el esplendor a su antiguo colegio, languidece este proyecto de los Ángeles Custodios en el corazón inmobiliario de la capital malagueña