Poca cosa, con el sobrenombre de “eso”, como tildó el señor Rajoy, hablando de ese desgraciado suceso que según él “había pasado hace muchísimo tiempo” como para que al sujeto le condoliera más de lo mínimo que pudiera apreciarse, tras “tanto tiempo” como para que a uno le siga afectando . . . aquella tragedia en la que sesenta y dos compatriotas nuestros murieron viajando en unos aviones poco recomendables, y claro, a estos tipos les va aliviando la pena y la responsabilidad el paso del tiempo.
Y en esas vamos viviendo y haciendo callo, sin que vayamos a agobiarnos mucho con las responsabilidades, sean asequibles a nosotros, sí o no, por negligencia manifiesta, incluso por torpeza inocente, y también por indecente “mala suerte”.
¡Qué se le va a hacer!, si después de tanto tiempo todo . . . volverá a quedar en nada. Como de costumbre. Con la facilidad pasmosa de obviar la indecencia manifiesta, sin asumir ninguna responsabilidad, porque los vericuetos ante la justicia . . . cuando se paga con creces el servicio jurídico y entonces los vericuetos se tornan laberintos, y laberintos con salida, amañada a veces, como para que se vengan a acoger “los más espabilados” a esas fugas de responsabilidad tomada en serio, sentida hasta el dolor de sentirse . . . también responsable, aunque haya pasado “muchísimo tiempo”.
Y habrán de aguantarse los familiares con la pena infinita, y los militares que murieron y “temían tanto subirse en el avión de regreso a casa” pasarán al olvido doméstico, por molestos a estas alturas del tiempo reciclado.
¿Y de Trillo qué?, pues nada, “el relevo estaba planeado” y nada va a tomarse muy en serio porque la táctica funciona, el tiempo cura todas las indignaciones y también las iniquidades. Y que rule la bola.
Torre del Mar enero – 2.017