Desde el punto de vista fijo en la fe de que, en realidad, no nos va a afectar, ni mucho ni poco, atentos y muy expectantes, ante el espectáculo surrealista del choque anunciado entre los soberanistas catalanistas, muy suyos ellos desde el poder regional, o autonómico, o nacional; y los nacionalistas muy y mucho españolazos, desde el gobierno central, muy cazurros ellos, muy inmóviles ellos, vía referéndum anunciado, con el respaldo de un 80% de catalanes que quieren acudir a votar y a decidir, ¡ojo!, todo muy dentro de la legalidad, muy vinculante, muy racional, con unos presupuestos aún por fijar … cómo que con qué porcentaje tendrá sentido atender los resultados del contencioso, por cierto … contemplado por una ciudadanía que, tal vez, muy sesudamente sabe que salga lo que salga … todo va a seguir igual, … o no, y la despensa habrá que seguir abasteciéndole, incluso muy a pesar de los políticos encasquillados en sus posiciones, incluso a merced de la aplicación de una ley que ¿se ha hecho vieja?, ¿que en todo caso se ha de aplicar?.
En tanto el espectáculo suena a chufla y a choque de trenes, con el hastío creciente, a expensas de un simulacro de referéndum que dejará la realidad social patas arriba, incluso aunque todo deba continuar igual, con el público que tiende a "no mojarse", a "pasar del desencuentro", a expensas de que el atajo se haga efectivo y con irrisorios datos … los políticos sigan practicando el juego de trileros para salirse con la suya.
Y en todo caso sigue el careo incruento, de momento, rozando el ridículo y el despropósito. Con la gente de a pie inhibiéndose de tales zarandajas, convencida de que luego quedará el desastre en casi nada, porque, cada día, empuja amaneciendo, exigiendo el empuje de cada quisque en sus tareas supervivientes, como para que se invitase al personal responsable a implicarse de otra manera, a pesar de que el hartazgo ya forma parte, frente a "los ideólogos" de las partes enfrentadas, desde la cúspide de sus poderes políticos, capaces de encontrar su respiro y su razón de ser en el desencuentro anunciado, aunque reviente de paso el buen sentido.
Mientras pasan los días y nos razonan desde los bandos enfrentados sus argumentos bien hilados, muy sentimentales, para acoger a los fieles más próximos, ajenos a la indiferencia que crece y que sólo favorecerá a los más radicales, de uno y otro lado.
Mientras se juega a las patrias inamovibles, a las nuevas patrias, a los agravios que se retroalimentan, contra el otro, contra el sinsentido, en contra de todo diálogo extenuante que acabe por desenmascarar … aquien saben que las posiciones rígidas son las que dan sentido al inmovilismo que nos lleva a todos al desastre.
Torre del Mar julio – 2.017