Los datos manejados por el Área de Juventud del Consistorio y por el Servicio de Atención a la Movida (SAM) muestran un descenso de hasta el 30 por ciento en las concentraciones que se vienen realizando en el nuevo emplazamiento, por el que, no obstante, han pasado a lo largo de estos seis meses más de 90.000 personas.
Los datos no dejan lugar a dudas al comparar el periodo comprendido entre diciembre de 2006 y el pasado mes de abril y los mismos seis meses del periodo anterior, cuando no había entrado en vigor la denominada ley antibotellón y la zona habitual de reunión de los jóvenes era la Plaza de la Merced. “La bajada en el número de personas que han hecho botellón en el Paseo de los Curas se debe a que a muchos no les interesaba moverse de la zona de la Merced y han preferido instalarse en los bares o han preferido acudir a otras zonas”, explica el director del SAM, David Ortiz.
En este intervalo de tiempo el Paseo de los Curas ha acogido un total de 57 días en los que se ha podido celebrar botellón, entre los que destaca por la alta participación el jueves 7 de diciembre y el día de Nochevieja, cuando se concentraron unas 5.000 personas. Las cifras son mucho menos llamativas en los fines de semana de enero y febrero, donde el mal tiempo ha reducido la asistencia, en algunos casos, a medio centenar de jóvenes.
Una dinámica que podría variar con la llegada de mejores temperaturas durante la noche. El máximo responsable del SAM destaca que a la vez que se constata una disminución del número de jóvenes que optan por hacer botellón como forma de ocio, también se observa una variación en su comportamiento. “Parece que la gente se recoge algo antes y eso hace que se acorte el tiempo que antes dedicaban a beber en la calle”, comenta Ortiz, que subraya “la madurez” con la que los jóvenes han asumido el cambio y la aplicación de la ley.
“Durante este tiempo no hemos observado que se hagan botellones en el centro”, indica. Además, subraya cómo el cambio de la zona de ocio ha minimizado “de manera significativa el impacto” que sufrían los vecinos del centro, cuyas quejas han disminuido sensiblemente.
El emplazamiento del botellón en el Paseo de los Curas también ha aumentado la seguridad y la vigilancia. “Hay más presencia policial y eso es algo que los jóvenes valoran en los encuentros que hemos mantenido con ellos”, asegura, al tiempo que aclara que a diferencia de lo que ocurría en la Plaza de la Merced, donde los agentes “daban vueltas por la zona”, en el Paseo de los Curas es un dispositivo fijo. Este hecho favorece que no se registren peleas entre los asistentes. “En raras ocasiones se producen enfrentamientos. Está todo más controlado. La gente va a divertirse y a pasar un buen rato, no a meterse con nadie”, añade.
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