Y para ello, cortaron ayer el tráfico en la calle Victoria, a la altura del Jardín de los Monos, en una manifestación autorizada. Habían abierto la caja de Pandora. Hacia las 11.30 horas, la que es la principal arteria de la zona quedaba cerrada en ambos extremos, según informaron fuentes del Centro municipal de Control del Tráfico. El túnel de la Alcazaba fue clausurado, y los vehículos procedentes del paseo de Reding se desviaron hacia el Parque, mientras que por el norte salían al Camino Nuevo. En pocos minutos toda la zona se convertía en una ratonera con miles de conductores atrapados, y se extendía al eje Carretería-Álamos y a la Alameda.
El arreglo, para darle salida por la cercana calle Barcenillas, se inició en 2001, pero la invasión de terrenos privados supuso el inicio de un pleito que, hasta el momento, no se ha solventado. Entre los manifestantes se encontraba Jaime López, que se convirtió en improvisado portavoz de las demandas vecinales. «La calle es de sentido único, los taxistas no quieren subir, ni los repartidores del gas, y tampoco entran los camiones de Bomberos. No podemos acceder a nuestras casas, es tercermundista», criticó. A su juicio, las peleas, las multas y los conflictos de tráfico son habituales. «Hay muchas personas mayores y no pueden subir andando. Tenemos un microbús concedido, pero tampoco llega. Llevamos muchos años aguantando y no nos dan razón alguna», indicó López, y amenazó con nuevas movilizaciones en los próximos días.
Respuesta municipal
Juan Ramón Casero, concejal de Urbanismo, explicó que se trata de un vial mal planificado cuando se urbanizó la zona, en los años 70, y con una solución complicada. «En su día se planteó la necesidad de hacer accesos y aparcamientos, se pensó que era suelo público por error y se inició un camino que hubo que paralizar». Según el edil, el pleito se ha resuelto en parte con la firma de un convenio, aunque otro tramo está pendiente de la expropiación de los terrenos. «Cuando culmine se hará el proyecto de viario y de aparcamientos», apostilló, aunque no quiso aventurar plazos.