Vuelven a su ubicación de siempre, desde donde se hicieron con sus logros más sonados.
Hasta ahora nos reuníamos en unas salas de un centro escolar que compartíamos con otros colectivos. Por ello era necesario volver a nuestras antiguas instalaciones, que han sido sometidas a un programa bastante intenso de rehabilitación. Hemos aprovechado la celebración del ciclo cultural en la barriada para su inauguración. Regresar allí significa reencontrarnos con ese espíritu de lucha de los primeros años.
¿Qué balance hace de las transformaciones que ha sufrido el distrito?
No hace mucho que Pedregalejo aún carecía de los servicios básicos de agua, luz, calles asfaltadas. En poco tiempo la presión vecinal ha cubierto estos servicios y ha conseguido las célebres mejoras en los Baños del Carmen e incluso un replanteamiento del Plan General de Urbanismo (PGU) en la zona.
¿Cómo influye el estigma de barrio humilde en la lucha?
Más bien ha contribuido a fomentar un espíritu de asociacionismo y cooperación ciudadana que buena culpa tiene de los cambios introducidos, que hacen ya que se hable de barrio residencial.
¿Qué queda para el futuro?
Los vecinos no renunciamos al espíritu de la reivindicación. Es nuestro derecho fundamental. Queda mucho por lo que pelear aún. Fijamos ahora nuestros objetivos en conseguir más seguridad en las calles y el fomento de actividades culturales alternativas al botellón para los jóvenes.