Cuenca mediterránea
Pues bien, este ciclo de sequía que se inició en 2005 parece que puede estar tocando a su fin. Eso es lo que pronostican un grupo de geógrafos y ambientalistas de la Universidad de Málaga, coordinados por el profesor titular de Geografía Física, José Damián Ruiz Sinoga. Según este grupo de expertos, que realiza un proyecto para la Consejería de Medio Ambiente, »Red de Cuencas experimentales de la Cuenca Mediterránea Andaluza», tras realizar 500 puntos de muestreo en el suelo de Málaga hay datos que indican que la sequía podría acabar en el próximo año hidrológico, que empieza en octubre.
Los geógrafos y ambientalistas se basan en el siguiente razonamiento: hay un dato que consideran básico y que es el punto de marchitez, «que es cuando el suelo no tiene agua suficiente para mantener a la vegetación, de tal forma que esta muere», según explica Ruiz Sinoga. Así, este año el punto de marchitez ha sido en la segunda quincena de junio, «es decir, en la misma fecha que el año previo a la sequía, por lo que cabe prever, por consiguiente, una situación similar desde el punto de vista pluviométrico a la de ese año. De confirmarse esto, supondría que la sequía finalizaría en el presente año hidrológico», según indica Ruiz Sinoga. Este dato lo extrae tras observar más de 500 muestras de suelo a lo largo de las cinco cuencas experimentales de la cuenca mediterránea andaluza (Gaucín, La Concepción de Marbella, Almogía, Berja y Gérgal en Almería).
Los años anteriores
«Si se compara este dato con el de años anteriores, hay que decir que en el primer año de la sequía prácticamente en el mes de mayo se había llegado al punto de marchitez, con todo lo que eso supone en cuanto a combustible vegetal (es decir, vegetación seca) de cara a los incendios forestales, en 2006 dicha situación se produjo en la primera quincena de junio, y este año ha sido en la segunda quincena de junio, lo que demuestra que la situación ha mejorado sustancialmente», según reseña Ruiz Sinoga.
Además, hay otro dato como es el de las precipitaciones. En el aciago año 2005 sólo cayeron 257,6 litros por metro cuadrado, una cifra extremadamente preocupante ya que la media pluviométrica de la provincia de Málaga se encuentra en 560 litros por metro cuadrado. El hecho de que en 2005 no se llegara ni a la mitad de media anual de lluvias disparó todas las alarmas. Tras instaurarse el decreto de sequía por la Junta, el año 2006 fue más benévolo: 480 litros por metro cuadrado, pero aún así fue un año malo teniendo en cuenta que ya de por sí la media de las lluvias que caen en Málaga no son de por sí abundantes. Por poner un ejemplo claro, el valle del Genal, en la provincia de Málaga es una de las zonas con mayor registro pluviométrico del país y tiene una media de 1.350 litros por metro cuadrado.
Sequía de tres años
Y en este año hidrológico, que aún no ha terminado, la media de la lluvia caída en la provincia asciende a 395 litros por metro cuadrado, una cifra que podría incrementarse antes o durante el mes septiembre, cuando culmina el periodo que se conoce como año hidrológico.
En cuanto a estos datos, el delegado de Medio Ambiente de la Junta en Málaga y responsable de la Agencia Andaluza del Agua en Málaga, Juan Ignacio Trillo, manifestó que la media del ciclo de sequía en Málaga suele estar en tres años, e indicó que investigaciones como la que realiza Damián Ruiz Sinoga son esenciales para conocer la meteorología a largo plazo, ya que hay estudios de especies de flora y fauna que, a través de su comportamiento nos hacen conocer qué clima va a haber en un futuro. «Por eso, esperamos que esta predicción científica se cumpla, ya que hay que empezar a poner en marcha nuevos instrumentos como estos para conocer el clima, algo que llevan haciendo mucho tiempo los norteamericanos», según puntualizó.
Pero, ¿cómo lloverá? Si las lluvias son abundantes pero sin virulencia, la vegetación mejorará y se recargarán los acuíferos (aguas subterráneas). Pero si, como es de prever, las precipitaciones son violentas, -algo muy común del clima mediterráneo-, hay que tener en cuenta que el suelo ha tenido un comportamiento anómalo en los últimos años, a causa de la escasez de lluvias, por lo que su capacidad para infiltrar o chupar el agua es menor de lo habitual, así que podrían darse «excesos de escorrentía superficial, erosión, e inundaciones», según matizó el profesor titular de Geografía Física, José Damián Ruiz Sinoga.