ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA Los vecinos ya no saben qué fue antes: si la barriada del Palo o el solar cochambroso, sin vallar y a cielo abierto, que corona la esquina de la calle Mar con la calle Practicante Fernández Alcolea. Todas las gestiones, denuncias y escritos sobre la situación lamentable de este terreno ´lúdico-infeccioso´ forman ya un túmulo de papel que puede igualar en altura al vecino monte San Antón.
Y sin embargo, el Ayuntamiento de Málaga no lograr encontrar una solución, que en cualquier caso sería higiénico-sanitaria, porque el solar es rico en gérmenes y seguramente en ratas.
Se trata de un solar en pleno corazón del barrio, situado además junto al conservatorio de música Eduardo Ocón, así que los alumnos que pasan por este enjambre de vegetación y restos de comida, interpretan la ´tocata y fuga´ y aceleran el paso.
Como diría un malagueño castizo, adaptándose a estos tiempos, en el solar "hay mierda para parar el AVE". Un examen visual, que no táctil, del terreno, muestra la existencia de palanganas, orinales, latas de conserva oxidadas, botellas de vidrio rotas, cajas de detergente y una cantidad ingente de excrementos de origen incierto. Al fondo de este solar se encuentra además un colchón, utilizado quizás por algún indigente. El Consistorio debería llamar a los de la serie ´Sin rastro´ para localizar a los olvidadizos propietarios del estercolero, con el fin de obligarles a vallarlo.
Pero si estuvieran más perdidos que el barco del arroz, los vecinos nunca olvidarían el gesto municipal de limpiar y desinfectar el terreno. Pensemos si no en Málaga 2016 y en la vecindad del solar con el conservatorio de música. ¿Cómo van a salirnos genios de la interpretación con los efluvios que esta cochambre suelta en verano?
La pregunta que vecinos y asociaciones hacen al Consistorio es clara y directa: ¿Manos a la obra? Ya les vale.