Vecinos de El Palo han alertado a este periódico de la proliferación de esta estafa entre los residentes de la barriada. Por su parte, fuentes de la Comisaría del distrito Este han reconocido haber recibido un par de denuncias de timos de escasa cuantía, «de entre 40 y 50 euros» realizados a través de este »modus operandi» que -según confirman- ya están investigando.
Objetivo: amas de casa
Sobre el procedimiento, una de las vecinas afectadas asegura que los estafadores suelen tocar a la puerta entre las 13.00 y las 14.00 horas y que se dirigen principalmente a amas de casa mayores, como fue su caso. Ella misma lo relata: «Estaba en casa cuando un señor muy bien vestido tocó y entró sin pedir permiso diciéndome que traía un paquete para mi hija y que le tenía que dar 45 euros. Como empecé a hacerle preguntas porque no me cuadraba, me pidió que llamara a mi niña por teléfono. Entonces se la pasé e hizo como que estaba hablando con ella», detalla.
Tras la conversación fingida, el supuesto repartidor volvió a insistir para convencerle de que le diera el dinero. Sin embargo, esta señora tuvo la suerte de que llegó su hijo a comer. «Al verle, se quedó cortado y se fue. Pero antes me pidió que le pusiera mi firma y mi DNI en un trozo de papel. Cuando se fue llamé a mi hija y me aseguró que no había hablado por teléfono con nadie. Entonces entendí que era un timo», añade la afectada, quien matiza que su caso no es el único.
Otro timo en quioscos
El esquema que sigue la estafa denunciada por los vecinos de El Palo guarda muchas similitudes con la que estos días han sufrido medio centenar de quiosqueros de la capital. Según han manifestado, un individuo se acerca al quiosco cuando no está el dueño, sino algún familiar de éste. «Llega afirmando que pertenece a una empresa de distribución y que viene a cobrar unas facturas», señaló a SUR Guillermo Montañez, quien regenta un quiosco en la calle Juan de Ortega, en Los Ramos, y ha sido víctima del fraude.
Cuando la persona que atiende el quiosco dice no saber nada de factura alguna, el estafador finge llamar al dueño, y también simula una conversación en la que el propietario le da permiso para cobrarla en el mismo momento. El estafado busca entonces entre los albaranes, y el timador sólo tiene que elegir uno de ellos, diciendo que es el de su empresa. Varios quiosqueros sostienen que se trata de dos timadores y que escapan en un vehículo de color verde. La Asociación de Vendedores de Prensa de Málaga y Provincia (AKIMA) ha pedido a sus asociados que extremen las precauciones ante este engaño, detectado en el Puerto de la Torre y El Palo.