Es un verdadero timo global: se concibe y planifica en Nigeria, se perpetra desde Málaga y lo sufren, sobre todo, en Estados Unidos y el norte de Europa. La estafa, bautizada por la policía como las cartas nigerianas, consiste en el envío masivo de cartas en las que un falso directivo de la Organización Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE) informa al destinatario de que ha sido agraciado con un premio de lotería española. A cambio de recibir los inexistentes millones de euros de un sorteo en el que ni siquiera ha participado, el receptor de la carta debe adelantar al remitente una cantidad en concepto de gastos de gestión e impuestos. El único premio que reciben quienes pican es un agujero de unos 18.000 euros de media en la cuenta corriente y la experiencia de haber sido estafado por un desconocido desde la otra punta del mundo.
La noticia en otros webs
La policía ha detenido a 53 personas por estafar 27 millones
En los últimos 12 meses, 1.500 personas -ninguna española- han denunciado haber sido víctimas de este fraude, que supera los 27 millones de euros. La policía considera que la cantidad real estafada es 10 veces mayor, ya que la gente es muy reacia a denunciar este tipo de delitos por vergüenza. El miércoles, más de 250 agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron en Málaga a 53 personas, todas de nacionalidad nigeriana, dentro de la Operación Loto.
Están acusadas de estafa, falsificación de documentos, asociación ilícita y estancia irregular en España. Algunos ya fueron detenidos dentro de la Operación Nilo, que se cerró en julio de 2005 con 310 arrestos, todos en Málaga.
En los últimos años, estas redes han perfeccionado sus métodos. Las 25.000 cartas diarias que envían ya no están llenas de faltas de ortografía y las excusas para atraer a las víctimas son algo más elaboradas. El primer contacto es una carta en la que se informa al destinatario de que la ONLAE está realizando una campaña en la que promociona un nuevo sorteo -por ejemplo, el Euromillones-, y que su boleto ha sido escogido por un ordenador entre 91.000 candidatos.
Las cartas se preparaban y se enviaban en locutorios telefónicos del centro de la capital malagueña. Para darle credibilidad a la misiva, los estafadores citan una serie de números de referencia y reproducen logotipos, membretes, sellos y firmas, por supuesto falsos.
En esa carta se indican unos números de teléfono y de fax españoles para que la víctima contacte para tramitar el pago, y le sugieren que mantenga los trámites en secreto "por razones de seguridad". El primer pago "de tramitación" suele ser de unos 900 euros, pero si los estafadores descubren que su víctima es suficientemente cándida y codiciosa la exprimen hasta pagar 90.000 euros por un premio de lotería que nunca verá.