Analizar de forma precisa y detallada todos los aspectos y consecuencias que este Plan General de Ordenación, que hoy se trae para su aprobación, tendrá para la ciudad es, no sólo complicado por razones de tiempo, sino que ha resultado imposible hacerlo, debido a la nula posibilidad de participación en el mismo. Derecho éste que ha sido negado, de forma tozuda y deliberada por todos y sucesivos responsables del Área de Urbanismo y, muy especialmente, por usted, Sr. Alcalde
“La participación ciudadana es esencial para un cambio de rumbo hacia ciudades habitables. Los planes de diseño urbano, de reducción del tráfico, de fomento del transporte colectivo y la bicicleta, los de ahorro de energía y agua, los de reducción y reciclaje de residuos, así como los de protección de zonas verdes, no pueden fraguarse a puerta cerrada en los despachos de los responsables políticos y técnicos municipales. Por buenos que estos sean, sin la participación ciudadana lo más probable es que acaben siendo anulados. Las iniciativas que se encaminen al cambio de modelo de ciudad deben emprenderse conjuntamente con las asociaciones ciudadanas. Fomentar la información y potenciar la participación de los ciudadanos resulta imprescindible para afrontar el cambio de modelo urbano y para fortalecer la vertebración social alrededor de futuros proyectos”
Este modelo de proceder es el recomendado por la UNESCO para los representantes políticos y cargos públicos en relación a la Gobernanza Local.
Pero una vez más, y, ya ni se sabe cuantas, usted ha preferido actuar de acuerdo al viejo refrán, que “una cosa es predicar y otra dar trigo”, que entiendo, parece inspirado en su forma de ejercer la política, y, mientras desde la presidencia de la Fundación Ciedes predica que “la gobernanza supone una ampliación y mejora de los sistemas participativos en la ciudad y se han de poner en marcha nuevas vías de acceso del ciudadano a la toma de decisiones sobre la ciudad”, conforme a lo previsto en su PROYECTO ESTRELLA: MALAGA Y LA GOBERNANZA LOCAL, aquí, cuando se solventa un asunto tan importante como es la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana corta de raíz cualquier expectativa participativa. No me parece osado, por tanto, decir que esta recomendación que le hace a usted la UNESCO le suene a retórica de resultados no deseables si se llegase a aplicar.
Usted, Sr. Alcalde, ha roto, deliberadamente y como eje fundamental de su práctica política, todos los consensos posibles entre las asociaciones ciudadanas y el gobierno municipal. Es más, rompe también el consenso con los grupos de la oposición en un novedoso ninguneo hasta ahora nunca visto.
Rompe y desprecia lo sustancial de un Plan General de Ordenación: que sea de todos, de los ciudadanos y de todos los grupos que nos representan en este Pleno.
Usted se siente cómodo en los vericuetos legales para legitimarse en una posición ajena y opuesta al sentido común y al rigor y la ética democrática y en un trasiego desleal ha organizado una trama de convenios a espaldas de todos, convenios que por no conocer, salvo lo que usted ha querido que trascienda a la prensa, (que seguro no habrá sido la letra pequeña de los mismos) no sabemos si son buenos o son malos, en que condiciones se establecen y a que se obliga la otra parte. Supongo que, siendo obvio que se ha pinchado la burbuja inmobiliaria y los promotores están como están, …y todos nos entendemos, sería bueno que la oposición y la ciudadanía estuviesen al tanto. Por si acaso.
Desde luego, lo que se conoce no es para tirar cohetes, le hablo de Repsol, Martiricos, Sierra de Churriana, Hoteles en San Antón, Lagar de Oliveros, Arrajainal y, como colofón del despropósito, el salto a poder construir al norte de la Ronda Este. Asunto éste más lacerante si cabe, cuando se ha utilizado como excusa una causa noble, como es la necesidad de un tercer hospital, proponiendo una reserva de suelo; siendo lo pretendido como fin principal dar el salto, yo diría, el asalto definitivo, a esta privilegiada zona por aquellos a los que sólo les interesa privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.
Por economía de tiempo, de las últimas declaraciones del concejal Sr. Diaz Guirado no opinaré, solo comentarle que su perspectiva en relación al desarrollo urbano de Málaga me recuerda a los ilustres arquitectos de finales de los sesenta, que aunque ilustres, sólo sirvieron a la causa especuladora del capital más salvaje. Es decir, usted, señor concejal, me ha recordado a la época pre-democrática.
¡Que lejos queda en el tiempo cuando usted, Sr. Alcalde, se sentaba con esta Federación para valorar un Plan General, como lo hizo en 1997! ¿Se acuerda usted, Don Francisco?
Tanto en 1983 como en 1997, el gobierno de la ciudad, que es quien tiene la obligación de hacerlo, hizo un responsable esfuerzo en llegar a acuerdos. Llegando incluso en el 97 a ampliar razonablemente el plazo para que, tanto oposición, como ciudadanía tuviesen tiempo de conocer en profundidad y valorar lo que posteriormente se aprobaría en Pleno.
¿Por qué no ha querido; Sr. Alcalde, repetir en esta ocasión, una práctica que dio tan buenos resultados?
¿Por qué no le ha ordenado a su concejal de urbanismo a que obre de igual manera que hizo usted, en vez de dedicarse a llamar hipócritas e ignorantes a la oposición?
¿O es que acaso fue obligado usted a mantener aquella actitud impelido por la mayoría minoritaria del gobierno de entonces?
¿Quiere esto decir que el partido popular y el alcalde de la ciudad sólo creen en la participación cuando gobiernan en minoría?
Deseo y espero, Sr. Alcalde, que tome buena nota. También deseo y espero que así lo haga la ciudadanía y le pase factura por ello.
Deseo también y espero que los responsables del Gobierno Andaluz, que deban ratificar el PGOU, tomen también buena nota y no le aprueben este Plan de Ordenación. Un Plan que es suyo, solamente suyo y de los que con usted han firmado los sucesivos convenios.
Usted sabe, Sr. Alcalde, y si no lo sabe yo se lo manifiesto que “las facultades de elegir en urbanismo son actos de gran alcance político que implican una cierta concepción de la utilización del espacio, y, en consecuencia, una visión de las relaciones sociales y de las relaciones de producción. En otras palabras, atribuir a un terreno cualquiera una función de autopista o de paseo público obedece a una visión diferente del lugar del hombre en la ciudad, y, por consiguiente, de su papel en la sociedad.
Así queda de manifiesto en la presentación del Plan General de Ordenación Urbana de 1983.
Aunque ya lejana; que actualidad, por necesaria, recobra esta reflexión frente a la mediocridad de este Plan y de los responsables políticos que lo avalan.
Muchas gracias