ALFONSO VÁZQUEZ Málaga tuvo la desdicha de padecer los comportamientos extremos de los dos bandos durante la Guerra Civil, pero sin duda el bando republicano fue el que durante más tiempo sufrió la persecución del contrario, pues una vez acabada la contienda, la cárcel y las penas de muerte se prolongaron durante años.
En este comienzo del siglo XXI los malagueños que fueron castigados por ser fieles a la República están recuperando su espacio perdido. Uno de ellos es Eugenio Entrambasaguas Caracuel, último alcalde de Málaga de la República hasta la llegada de las fuerzas italianas en febrero del 37.
El Ayuntamiento de Málaga ha comunicado a los descendientes de este alcalde de la Unión Republicana que en unos meses contará con una calle en las alturas de El Limonar. El acuerdo para dedicarle una calle fue firmado por un decreto del alcalde en julio de 2006.
Consideraciones políticas aparte, son muchos los testimonios que hablan de los esfuerzos del alcalde por salvar las vidas de numerosos malagueños y como recuerda su nieto, el óptico Eloy Entrambasaguas, utilizó muy a menudo el coche oficial para trasladar familias ´de derechas´ al Puerto para que pudieran escapar a Gibraltar. También logró salvar la vida de funcionarios municipales de derechas con la ayuda del inolvidable cónsul mejicano Porfirio Smerdou. Suya fue también la iniciativa de tapiar con un muro de ladrillo el coro de la Catedral para preservarlo de los bombardeos. Hoy lo disfrutamos gracias a él.
Tuvo, según cuenta su nieto, muchas oportunidades de abandonar Málaga ante el avance de las tropas rebeldes a la República, pero prefirió permanecer en la capital y cuando fue capturado por los nacionales, el cónsul Smerdou trató de mediar ante el fiscal Carlos Arias Navarro, recordándole que el primer edil republicano había salvado muchas vidas de malagueños de derechas.
La respuesta de quien luego se ganó a pulso el apodo de ´Carnicerito de Málaga´ fue antológica: "¡Pero cónsul, como alcalde de Málaga es fusilable por necesidad!".
Eugenio Entrambasaguas fue una víctima muy especial de la Guerra Civil. Muy crítico con los asesinatos indiscriminados que en su ciudad tanto desprestigiaron la República, reaccionó tratando de salvar muchas vidas pero cayó víctima del fanatismo del bando franquista.
Dedicarle una calle a este hombre es hacer justicia a un alcalde noble que fue silenciado por las balas.
Fuente: La Opinión de Málaga