"Este es momento de ver con seriedad y rigor el asunto y no de introducir elementos que no tienen nada que ver con la preocupación de esos vecinos", expuso García, quien aseguró que De la Torre sabe que declarar BIC esas edificaciones "no es una vía de legalización". "Hay que actuar con seriedad y no poner sobre la mesa otro elemento que lo único que hace es generar más confusión", agregó.
A este respecto, entendió que cuando el alcalde habló de la posible protección de las casas afectadas por encontrarse dentro del espacio marítimo terrestre algunos vecinos pudieron pensar que era una solución, "cuando no lo es". "Cuando uno tiene la responsabilidad de gobernar, hay que tener cuidado porque las ocurrencias pueden ser una irresponsabilidad", sentenció.
Preguntado por la posibilidad real de que estas casas sean protegidas, el delegado de Cultura precisó que sería una cuestión a estudiar. En este sentido, aludió a que la ley de Patrimonio de 2007 incluye la posibilidad de salvaguardar las edificaciones que evoquen un modo de vida de una época determinada. "Como barrio de pescadores, las casas y la trama de las calles pueden ser elementos susceptibles de protección, pero habría que ver si se conservan los vestigios suficientes", comentó, al tiempo que recordó que buena parte de las viviendas de estas zonas han sido transformadas y muy pocas se mantienen en su estado original.
Incluso, el delegado de Cultura dudó de que muchos de los propietarios de estas construcciones estén interesados en la protección de las mismas, por cuanto ello impediría cualquier actuación que alterase la fisonomía de la zona y de las viviendas. "Los vecinos lo que quieren es que se zanje la cuestión de la titularidad de las viviendas y no tener temor de qué va a pasar con ellas", estimó.