El fuego lo abrió el lunes el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, que se dio uno de sus garbeos quincenales para anunciar que en el macrohospital que todavía no existe habrá un instituto de biomedicina y biotecnología, que albergará a 150 investigadores. Esta iniciativa parece viable, entre otras cosas, porque la industria farmacéutica es la que la paga. Se ha firmado un convenio por el que aportará 15 millones de euros. Este acuerdo valida la idea inicial de que el nuevo centro sanitario no sea una sucesión de camas, sino un foro de investigación. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, contraatacó, siguiendo el principio político de acción-reacción, y ofreció que el macrohospital se instale en la macronúcleo chabolista de Los Asperones. No estaría mal, pues se matarían dos pájaros de un tiro. Hay que recordar que el asentamiento »provisional» de estas familias acumula ya veinte años. Y en principio iban a estar sólo uno. La Junta no ha recibido mal la propuesta. Pero que nadie lance las campanas al vuelo. ¿Y eso? Pues nada, porque al día siguiente de hacer este ofrecimiento el regidor se ponía en marcha el Consejo Municipal de la Salud, un invento hecho a la horma del Ayuntamiento para sacar sus propuestas sanitarias en la ciudad. Es decir, que eso del macrohospital está muy bien, pero primero hay que hacer un tercer hospital en la zona este, que para eso lo dice un informe elaborado por el OMAU que, por si alguien no lo sabe todavía, depende de la Casona del Parque. Además nace con el reconocimiento público de que el Ayuntamiento no tiene competencias en materia sanitaria. ¿Para qué se hace entonces? Ya está bien de trilerismo. Hay que aplicar el sentido común y no hacer cosas sin sentido. El asunto del macrohospital debería ser más simple. Sólo basta que cada uno asuma sus competencias. El Ayuntamiento debe facilitar el suelo en el lugar donde le pida la Junta. El Gobierno andaluz debe asumir el coste, que para eso tiene la responsabilidad sanitaria. No valen chantajes en ese sentido de vincular su construcción al derribo de Carlos Haya acompañado de una recalificación multimillonaria. ¿Es de sentido común tirar estos centros sanitarios con la tremenda carencia asistencial que hay en Málaga?, ¿no se podrían aprovechar para hacer centros de día, o también de noche, para la tercera edad o los enfermos de alzhéimer, cada vez más numerosos? Es cierto que el macrohospital tiene un coste muy alto, pero también lo es que no se va a hacer de un día para otro. Hay tiempo y años por delante para empezar a consignar en los presupuestos las partidas necesarias para que llegue a buen puerto. Con esta premisa, cumpliendo cada uno con su responsabilidad y asumiendo sus verdaderas competencias, este ilusionante centro sanitario saldría adelante sin problemas. Sin embargo, esto privaría a las dos administraciones de estar entretenidas en discusiones que sólo les benefician a ellas
Fuente: Diario Sur.