Pero no todo han sido festejos en la historia de esta laguna, a la que ya los romanos llamaban Fuente Divina –»Fons Divinus»– en el siglo II A.C.. Y es que, pese a ser uno de los humedales más importantes del mundo en cuanto a colonia de flamencos, el enclave ha tenido que superar numerosos escollos hasta que se decidió protegerlo.
El director conservador de la Reserva Natural Laguna de Fuente de Piedra, Manuel Rendón, explica como en los años 80 había periodos secos en los que el humedal se quedaba sin agua y en los que los flamencos no criaban. "Por ello, criticaban la gestión de la laguna, pero todavía no se había demostrado el papel tan importante de la lluvia para que estas aves se reproduzcan y críen", añade.
Uno de los problemas surgió cuando, al principio de adquirirse, se valló todo el perímetro de la laguna. Los vecinos que estaban acostumbrados a ir allí no lo entendían. Rendón asegura que esto se superó y que los ciudadanos de Fuente de Piedra han mostrado una actitud irreprochable: "Concienciados, han luchado mucho por ella y su conservación".
Además de que las almazaras de aceite hacían vertidos de alpechín en el humedal, el enclave era un lugar de recreo y de expansión del municipio. Ante esta situación y la presión que ejercían los grupos conservacionistas, fue cuando en 1984 el Parlamento Andaluz declaró la laguna Reserva Natural.
En este sentido, Rendón cuenta como, a pesar de que fue la Junta de Andalucía quien decidió proteger el enclave, la administración central se hizo cargo de la gestión del humedal, a través del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA). Aún así, en 1985 ya se hicieron las transferencias del Gobierno a la Junta.
La catalogación de la laguna como Reserva Natural marcó un antes y un después en su historia. Al respecto, Rendón señala la importancia de la declaración: "Por aquel entonces en Andalucía sólo estaban protegidos los parques de Doñana y el Torcal".
Pese a ser un importante lugar de nidificación, invernada y paso migratorio de muchas especies diferentes de aves, los flamencos son más característicos del enclave. Así, la historia de la laguna de Fuente de Piedra va unida a estos pájaros y al estudio de su comportamiento.
La llegada de los flamencos
Rendón recuerda como la llegada de la primera gran colonia de flamencos a Fuente de Piedra se produjo debido a varias coincidencias: "Fue en dos oleadas. La primera se debió a que en Doñana cayó una gran granizada y estas aves se vinieron hasta nuestra laguna. En la segunda, los flamencos también procedían del parque gaditano, pero en esta ocasión fue porque un jabalí que rondaba la zona espantó a los pájaros".
Cuando la laguna recibió esta primera gran colonia en 1985, ya había sido protegida y en el humedal se trabajaba para conservar su funcionamiento natural. Al convertirse en un lugar tranquilo, los flamencos, que pueden llegar a vivir hasta 40 años, han ido volviendo todos los años al mismo sitio.
Es así como el humedal de Fuente de Piedra se ha convertido en la laguna temporal que alberga la colonia de flamencos más importante de Europa. Rendón afirma que el 50% de las parejas reproductoras del Mediterráneo acuden al municipio malagueño y reconoce la importancia de los otros humedales próximos al de Fuente de Piedra, ya que sirven de apoyo y crean un gran ecosistema.
La gran cantidad de flamencos que se desplazan hasta la laguna malagueña para reproducirse y criar dio pie, en 1986, a la creación del programa de anillamiento de pollos de estas aves. El director conservador del humedal destaca los datos aportados por esta iniciativa: "Desde que se puso en marcha se han contabilizado 238.518 parejas y 135.759 pollos, de los que se han anillado 14.810".
Los flamencos son aves capaces de volar 1.000 kilómetros sin hacer escala, indica Rendón, quien se acuerda con cariño que se han localizado en países tan lejanos como Mauritania, Senegal o Turquía aves que habían sido anilladas en Fuente de Piedra.
Pero la laguna de Fuente de Piedra a veces deja de ser un humedal, ya que que el enclave tenga o no agua depende de las precipitaciones de cada año. En este aspecto, el director conservador de la reserva encuentra uno de los mayores atractivos del lugar: "Una de las cosas más reconfortantes de mi trabajo es que en él no existe la monotonía. Según las lluvias que haya, el trabajo es diferente. En la laguna ha habido periodos secos y otros en los que había hasta 1,60 metros de agua".
A pesar de los obstáculos que se han presentado a lo largo de los años, la laguna de Fuente de Piedra ha cambiado mucho. Ya no existe el vertedero de escombros que había al lado del humedal. Ahora hay un centro de visitantes y senderos que rodean la laguna, por los que se puede pasear tranquilamente y observar la riqueza de la flora y la fauna del enclave.
Allí se realizan muchos estudios sobre diferentes especies y alumnos de colegios hacen visitas en las que entran en contacto con el medio ambiente y aprenden a valorarlo.
Con el trabajo de estos 25 años la situación ha dado un vuelco: "Por el desconocimiento que había antes, la laguna de Fuente de Piedra era un cúmulo de problemas, mientras que ahora se ha convertido en un referente mundial para la conservación de humedales y flamencos en su hábitat natural", resume Manuel Rendón
FuenteÁlvaro Frías | Málaga