Es un ejemplo extremo de una cofradía en la que el Ejército juega un papel fundamental. Pero incluso en la Semana Santa de Málaga la participación de las Fuerzas Armadas tiene sus gradaciones. En el Cautivo, sin ir más lejos, la inclusión en su desfile procesional de los famosos Regulares no cobra tanto protagonismo como en Mena.
Y es que, si algo saben los malagueños es que es imposible reducir estos días a una sola imagen fija, tampoco aquellas cofradías que cuentan en sus filas con miembros del Ejército.En pocas semanas santas de España se da tanta variedad y contraste como en Málaga, por eso, el público y los cofrades tienen muchas más oportunidades de disfrutar con algo acorde con sus sentimientos.
La visión de una Semana Santa de Málaga suntuosa y grandiosa, en la que prima el espectáculo y en algunos momentos lo bullanguero, merece más de una precisión, porque cada cofradía es un mundo. Un servidor, sin ir más lejos, está unido por motivos familiares a la cofradía del Rocío y a Servitas. ¿Puede haber mayor contraste entre estas dos expresiones religiosas? Y qué decir de ese Jueves Santo con las cofradías más ‘espectaculares’, que sin embargo comienza con la modesta y maravillosa cofradía de la Santa Cruz, cuyo paso por la Catedral es uno de los momentos más hermosos y menos conocidos de estos días.
El visitante puede encontrar hoy mismo el increíble despliegue de la Paloma, la liberación del preso del Rico y la sobriedad de Salesianos e incluso el Viernes Santo, descubrir que el día más solemne de la Semana Santa tiene diferentes intensidades, pues no es lo mismo el colorido del Descendimiento por el Parque que la emoción contenida de Dolores de San Juan.
La Semana Santa de Málaga no son sólo militares y pulsos, ni las calles a oscuras al paso del modesto trono de una Virgen, es todas estas cosas y muchas más, conformando algo único y entrañable.
La botella
Sin abandonar el ámbito cofrade, habrán observado los más atentos que salvo en momentos aislados, la tribuna de la plaza de la Constitución, que parece un decorado suelto de los estudios Bronston, representa a la perfección el dilema de la botella: o está medio llena o está medio vacía. Cuánto alarde fallido
Fuente: Alfonso Vázquez
La Opinión de Málaga