El Palo prolonga su paseo

Pocos minutos después de la multitudinaria inauguración de los puentes peatonales sobre los arroyos Gálica y Jaboneros en El Palo, a la que acudieron medios, curiosos y el alcalde Francisco de la Torre, junto al subdelegado del Gobierno Hilario López Luna y los ediles de Urbanismo y del Distrito Este, Manuel Díaz y Teresa López, en la pasarela de Jaboneros se daba una estampa tranquila. Dos ancianos sobre ella, parados, pensativos, contemplaban el cauce seco del arroyo y conversaban al sol. Hablaban sobre estas nuevas estructuras metálicas de acero, con rampas de hormigón armado, que alteran el paseo marítimo tal y como lo conocen desde que tienen uso de razón.
Son dos vecinos del barrio, 'de toda la vida', y cada uno tiene su 'casamata', típica, blanca y andaluza en un extremo del Jaboneros. Antes, para ir a visitarse, tenían que pasar por la arena de los cauces secos o dar un rodeo cuando venía crecido, pero eso no parece importarles. «Me parece que es tirar el dinero» afirma Juan López, de 74 años, y añade: «hay un puente al lado para los coches y éste es sólo para que pase la gente con los perros y 'niñatos' en moto». Su confidente y amigo, cuatro años mayor que él, tampoco está muy contento con el resultado. «Esto le quitará vida a playa, porque ahora no vendrán aquellos que aparcaban en los cauces secos», replica Juan Soler, más conocido como 'El escurriera', por su antiguo oficio de ordeñar cabras.
Unos pasos más adelante está Manuel del Monte, de 58 años. Lleva 39 viviendo en el distrito, pero arrastra su mote de otra parte de la provincia; le llaman 'El rinconero'. Acaba de ver cómo se cortaba la cinta y se inauguraba el puente del arroyo Gálica; está muy contento de haber podido saludar al alcalde. «Es lo mejor que se ha podido hacer en el paseo, es maravilloso, hacía mucha falta», dice a espaldas de la infraestructura y explica que «antes era peligroso pasar por el arroyo, porque hay muchas piedras; ahora podrán cruzarlo las personas mayores sin caerse y los cochecitos de bebé». A Manuel se le viene a la mente la imagen cotidiana de la más pequeña de sus cuatro nietos, Natalia, que tiene cuatro años y juega por el paseo todos los días bajo la vigilancia de sus padres.
Con estos dos puentes se puede dar un paseo desde los Baños del Carmen hasta El Tintero. Entre El Palo y Pedregalejo también se encuentra desde hace más de 20 años el chiringuito 'Varadero'. Su responsable, Juan Barbero, también opina sobre las pasarelas: «nos vienen bien, la gente tiene continuidad en el paseo y llega al chiringuito, sin embargo hay menos aparcamiento y eso nos perjudica, porque los clientes que aparcaban antes en los cauces secos de los arroyos puede que ahora, al no encontrar plazas, se vayan aburridos de dar vueltas». Así pues, propone que se pongan más plazas públicas en vez de un aparcamiento de pago privado.
A otros vecinos les parece que las pasarelas facilitan sus caminatas y embellecen mucho la playa; creen que la inversión es adecuada y está justificada. Estas obras han sido financiadas por el Fondo Especial del Estado para la Dinamización de la Economía y el Empleo (FEIL). El puente sobre el arroyo Gálica ha costado 627.000 euros, mientras que el importe del de Jaboneros ha sido de 582.000 euros.
Sin embargo, lo que más le preocupa a Lázaro Alcaide, un vecino que lleva sus 28 años mirando al 'mar paleño', es que se aproxima el día de la Virgen del Carmen, «muy importante para el distrito», y la tradicional estampa de su figura pasando por el cauce de Gálica, podría no producirse. «No va a caber, tendrán que echar los muros abajo para que pase por los laterales del puente o habrá que buscar alguna otra solución», sentencia.
Para sus autores materiales, los obreros que han realizado los puentes, el resultado es óptimo. «Creo que nos ha quedado bien, hemos tardado unos cuatro meses y la gente nos decía que tenían ganas de que se inaugurasen», afirma Ricardo Martínez, obrero de 65 años participante en la construcción del puente de Gálica; ahora todos los viandantes podrán disfrutar de largos paseos a la orilla del mar
 
Fuente: Diario Sur