- Ella había denunciado a su verdugo, sobre quien pesaba una orden de alejamiento.
- El servicio móvil de teleasistencia nunca llegó, a pesar de cumplir los requisitos de acceso al programa según unos (tirios) y no otros (troyanos), ambos propagandistas de la cosa.
Los recortes presupuestarios… la falta de “coordinación y eficacia” del Gobierno… Bla, bla, bla rellenaban espacios en los informativos.
Los hechos: un individuo (denunciado y con orden de alejamiento) ronda a una mujer (que había solicitado inútilmente un teléfono de teleasistencia para casos de urgencia) con un hacha en la mano. La alcanza, le hunde el arma homicida en su cuerpo y la mata.
¿Causalidad o destino?, o ¿casualidad o azar?, ¿se podría haber hecho algo más para evitar este asesinato?, ¿se podrá hacer algo más para evitar el próximo? Estoy convencido de que es posible: se puede hacer mucho más. Es cuestión de poner en funcionamiento mecanismos más eficaces y rigurosos así como cuantos instrumentos legales y máquinas sean necesarias para salvar vidas. Las circunstancias encadenadas no tienen por qué seguir (necesariamente) una lógica inexorable al margen de la voluntad humana. Estoy convencido de que, en muchas ocasiones, podemos cortar la corriente de la fatalidad para mantener con vida a determinadas personas condenadas a muerte por sus “dueños”.
… Y la desgracia sucedió en nuestro Palo del alma, “Falele”.
Añadido flolklorico: … La tal Villalobos pedirá comparecencias del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín…”…Y bla, bla, bla.
Antonio Caparrós Vida