El curso tiene como objetivo implicar a los hombres en las tareas del hogar, en este caso la cocina, y los avanzados alumnos lo tienen muy claro: "En casa, la mayoría de los días yo soy el que maneja la comida", dice convencido Miguel Bautista, de 68 años. Las clases se dan en dos turnos (martes y miércoles), uno para los alumnos del año pasado y otro para los 'novatos'. Durante cuatro meses se ponen a las órdenes de Pepe Rodríguez, un cocinero ya jubilado que estuvo tras los fogones del desaparecido restaurante paleño Casa Pedro. "Es un orgullo poder transmitir mi sapiencia en estos talleres. Intento que aprenden las recetas marengas de la gastronomía de El Palo y otros platos malagueños, aunque al principio del curso empezamos por lo más fácil para ir aumentando poco a poco la complejidad", explica el profesor.
Con las libretas en mano y los ojos muy atentos en el fuego, los participantes aprenden todos los pasos de las recetas que después ponen en práctica en sus casas. "Además de aprender, esto tiene un importante componente social", comenta Pepe Salguero, uno de los alumnos aventajados. "Hay muy buen ambiente y se hacen amigos. Lo mejor de todo esto es que nos lo pasamos muy bien", argumenta. El esfuerzo del curso del año pasado quedó plasmado en un libro ('Rebalaje entre fogones') en el que se recopilaban las recetas elaboradas en el taller. Este año, si todo sale bien, habrá otra publicación que dejará con buen sabor de boca a estos vecinos de El Palo.
Fuente: Diario Sur