Por eso acordaron dar la vara con tal asunto, visto que en cuestiones de transparencia el líder del centro derecha andaluz aplicaba la Ley del embudo. Exigía a Griñán, del que ya sabemos que es ochenta y cinco mil netos al año, lo que no se aplicaba a sí mismo. La cuestión no es baladí: ¿cuánto gana Arenas? Porque no es nadería conocer si son sus desvelos caros o baratos, si sus ideas cuestan más o menos, si su entrega le compensa o no, si junta billetes como para quemar con ellos una edificio o si no le llega el parné para el fin de mes. Queremos saber si anda tieso por la vida o si tiene chalés por toda la Costa, si es pobre cual rata o rico como el tío Gilito. Arenas no nos dice qué sueldos tiene ni que haberes percibe y se torna menos transparente que la caoba. Promete descentralización y crear empleo, reducción de gastos, mejor sanidad y no tocar los servicios sociales. Pero no sabemos si aspira a ello como contribuyente bruto, neto, si le retienen una pasta o Hacienda le devuelve. Conocemos sus camisas celestonas, sus americanas marrón claro, que fumaba ducados, que le gustan las sardinas, que es de Olvera, que tiene una mijita de colesterol y que es del Huelva cuando está en Huelva. Se prodiga tanto y habla tanto que conocemos todo eso y más, pero no cuánto ingresa. En el PSOE ya hay cierto cachondeito a propósito, que también lo habrá más disimulado en el PP y hay quien habla de ‘cospedales’ como medida patrón del que está forrao. “Este cobra dos cospedales por lo menos”, dicen de este o aquel. Dicen de Arenas ahora. Arenas predica pero no con el ejemplo. Nos tiene en ascusas sin que sepamos si es un rico heredero o un pobre de solemnidad. Su sueldo va camino de ser uno de los enigmas del universo. Eso si no son varios. Los sueldos, no los universos. Tenemos derecho a saber si viviendo como un señorito es todo fachada o tiene bien cubierto el riñón. Sus colaboradores tienen derecho a saber si el cortadito que les gorronea cada mañana es gorroneado por vicio o por beneficio. Si es un acto de caridad o de un caradura. Arenas es un político profesional y un experto en vivir de la política. La política es poder. Es poder vivir de la política. Pero no sabemos si vive a costa de la política muy bien o muy mal. Fue ministro y tuvo pensión, fue diputado y siempre ostentó altos cargos orgánicos. Sus bolsillos han de estar bien gastados. Pero no sabemos si de tanto sacar o de tanto meter
Y Arenas, ¿cuánto gana?
Publicado por Jose Maria de Loma
| 7 Julio, 2011