Según la presidenta de La Pelusa, Inmaculada De la Torre, los pronunciados surcos de la calzada acabaron siendo más peligrosos que el firme anterior provocando caídas de vecinos a pie y en bicicleta. «La obra era bienintencionada pero las calles quedaron peor porque antes resbalaba pero así era una caída segura», declaró.
De ahí, que semanas después los vecinos reclamaran otra solución a las dos calles, en una pronunciada cuesta. La petición fue atendida por la anterior delegada del distrito este, Teresa López, quien se comprometió a cambiar las aceras (muy pequeñas) tras el asfaltado.
Zonas de esparcimiento
Los residentes de La Pelusa valoran positivamente este arreglo que esperan no sea el único acometido este año junto al aparcamiento de la calle Algarrobo. «Se han desbozado varias zonas verdes y adecentado parte del arroyo Witemberg, pero falta mucho por hacer como zonas de esparcimiento y un tendido eléctrico seguro», dijo De la Torre.
Los vecinos de edad avanzada incidieron en la calle Inés Suárez, la menos accesible de La Pelusa con seis rampas -tres sin barandillas- y seis tramos de escalera que comunican esta vía con la calle Alcaucín
Fuente: Diario Sur.