La nueva sede de la Seguridad Social en El Palo será otro aberrante e insostenible mamotreto de cristal que no convence a los vecinos

pretendiendo ser moderno acaba siendo aberrante y lleno de cristal y cortinas y papeles para evitar el inclemente sol del sur y el calor y, lo que es peor, su mantenimiento es caro e insostenible. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com les enseña un inmueble que no convence al vecindario.

“AHÍ no pega ni con cola”; “horroroso”; “dobla la altura de los edificios de la manzana”… Los testimonios de vecinos del barrio de El Palo respecto al nuevo edificio de la Seguridad Social que se está construyendo en el número 177 de la avenida Juan Sebastián El Cano oscilan entre la indiferencia y la crítica.

CONSTRUCCIÓN adjudicada a Arensa SA, empresa madrileña que ya ha levantado numerosos edificios públicos -y en concreto de la Seguridad Social otras nueve sedes a lo largo y ancho del país- el inmueble tiene una planta de 788 metros cuadrados y debe estar acabado el próximo octubre, lo cual no parece muy probable a tenor del estado en que se encuentra las obras.

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NO obstante, ya se deja adivinar que la fachada del inmueble será complemente acristalada. Una opción que como han señalado expertos en bioclimática y construcción a esta revista, y como se deduce por propio sentido común, es absolutamente inadecuada para climas cálidos y soleados como el de Málaga.

ESTA moda arquitectónica de cristal y el vidrio para recubrir edificios proviene del norte de Europa, donde se trata de ganar calor y luz para los edificios ya que los climas son fríos, pero en Andalucía utilizar estos materiales, más allá de su sentido estético, es caro e insostenible ya que luego estos edificios obligan a grandes desembolsos para su mantenimiento y refrigeración.

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HAY que recordar que en dos inmuebles de nueva planta recientemente construidos en Málaga, la Gerencia de Urbanismo o a la sede de la Diputación de Málaga, la fachada acristalada ha tenido que acompañarse a posteriori de estores y cortinas. O sea, que nuestros políticos se han gastado 30 millones de euros en cada uno de estos edificios y luego, cuando han comenzado a ser utilizados, los trabajadores han tenido que poner carteles, planos, mapas y todo tipo de papeles que amortigüen la luz que reflejaba en las pantallas de los ordenadores… eso sin contar las facturas de aire acondicionado. No hace falta ser un lince para saber que un botijo retiene más el frío que una jarra de cristal.

LOS arquitectos responsables de este mamotreto son Sara Solé. Juan José García, José Ignacio Barqueáis y Emilio García Aranda