. . E L A N A V E V A

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Desnudo el rey a la vista de todos, reverenciada su excelencia, desde hace tanto que daría miedo no hacerlo, por si acaso podríamos llegar a encontrarnos peor, que después de todo no será para tanto y siempre habrá alguien peor que yo, y así librando, librando, en fila india al abismo anunciado sin rechistar.

Con el mutismo debido y la desesperanza acogida en el baúl del desconsuelo que nos acongoja, mientras nada parece cambiar, sin habernos creído en ningún momento que el oro del moro iba a ser para tanto, cuando resulta que la amenaza de anteayer se ha hecho descomunal y, oh milagro, razonable e inexcusable, con la nueva música que atruene  el más difícil todavía, poniéndose el personal de perfil y el líder y sus mariachis a marcar el paso con la gravedad del estulto y leal testaferro.
Y así hasta que logremos retroceder lo suficiente para poder volver a empezar, como si fuera gran mérito reconquistar lo perdido, mientras se engrosan las arcas de los despiadados que van montando y desmontando el chiringuito según su interés y antojo, en tanto el personal asiente y calla, como el perro que hocica y lame, lame y colea, por una migaja, siquiera por el platillo de comida diaria, siquiera por una patada en el trasero, en aras, naturalmente, del bien común.
Y todo de buen rollito, pase usted, no, pase usted, no despotrique ahora en esta dirección y desbarre después en la otra, según vaya o venga, venga o vaya, póngame a parir, dentro de un orden, yo ahora le extiendo mi brazo, yo le devuelvo el favor, y ahora me toca a mí, y a nosotros, por el derecho natural . . . hasta que cuajen los recortes debidos, en aras de la rentabilidad debida, in crescendo, al menos hasta que retrocedamos al pasado que creímos superado, ilusos, cuando es tan fácil echar atrás en los avances logrados, mientras nos largan milongas y cuentos con que adormecernos y dominarnos, al  fin, para mayor honor y gloria de las instituciones que nos dimos, creyendo que el futuro fuera a ser un reto ahora que el pasado regresará a atenazarnos a modo.
 
 
                                               Torre del Mar 21 – diciembre – 2.011
 
 
 

 

 

 

 

Atentamente