U S T E D P E R D O N E . . .

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Usted perdone el formulario que pueda ponerle en aprietos, aunque sea para que nos diga si 20 millones son o no una barbaridad, si como la mujer del César además de decente lo hubiera debido parecer, por el ejemplo, el ex tesorero del PP , que lo fue sin duda,  que si se ha metido en el rollo, rollete, para amigos y particulares, si o no, . . . de la amnistía fiscal que no hay por donde cogerla, para mangantes y gentes de la cordada de pícaros y malandrines . . .

            Usted perdone señor Montoro por hacer que se enfade, por dios, con la confianza que nos debiera merecer, si no fuera por esa desconfianza casi absoluta que nos inspira, desde sus arrebatos controladitos de mal pagador y peor esclarecedor, por muy de servidor público que se las dé, como para subirse por las paredes cuando le nombran los sobres, esos sobres que nadie repartió, palabrita del niño jesús, sobres que casi estamos por asegurar que no existieron, porfa, y si no, ya verán como las cuentas salen cuadradas, sin que a nadie se le haya ocurrido confundir las cuentas B  con las A, que el dinero negro engorda la mala conciencia, en caso de tenerla, y solo el blanco, inmaculado, consta para lucir de cuentas arregladitas. . .porque el negro ya se difumina antes incluso de confundirse en la penumbra del delito ensombrecido de cabriola financiera.

            Usted perdone señor Montoro por haberle alterado en su abnegación contrastada e implacable contra la verdad y la equitativa solidaridad, a costa del recargo a los desgraciados de los parias que callan y apoquinan, mientras el brillo y el lustre habrán de afinar las cuentas fetén, que saldrán impecables, huérfanos de chorizos y otros embutidos, por mucho que parezca y creamos que no fue así.

            Usted perdone señor Montoro por obligarle a tragar bilis, una vez más, a pesar de su sonrisa de reojo y media mueca, como para hacernos tragar ruedas de molino, por el blanqueo de lo que fue ingeniería financiera puesta al servicio de las habilidades negociantes de los unos y los otros, arribistas y trepas infatigables por llegar tan lejos en su codicia como nosotros en nuestro papanatismo por los pájaros que nos gobiernan y engañan . . . ¡a diario?. . . pues por eso.

 

                        Torre del Mar 25 – enero – 2.013