. De ahí que Eduardo de la Torre, hijo de El Nono, dueño del restaurante, haya decidido emprender, junto a Francisco y Virginia, la aventura de llevar su negocio hasta el norte y abrir un nuevo local cerca de la Puerta del Sol: "En Málaga tenemos muchos clientes que vienen desde Madrid. Subí un día con mi primo y nos gustó ver que la situación no está tan mal como en nuestra ciudad. Hablé con mi padre y nos dio el nombre. Queríamos llevar un pedacito de ella a Madrid".
Y así fue. El Tinterillo de Málaga, que estos días cumplirá su primer mes de vida, conserva su esencia tradicional, aunque los encargados aseguran que se han visto obligados a "adaptarlo" al nuevo lugar de destino. "El público en este caso es mucho más exigente que el que tenemos en el chiringuito del sur. Sin perder nuestras raíces, hemos tenido que modificarlo para dar un buen servicio", explica Eduardo.
A la hora de servir sus platos, el establecimiento aplica en Madrid la misma fórmula que en el establecimiento de la capital de la Costa del Sol. No se trata de una subasta como tal, ya que los precios están establecidos de antemano, pero sí pone a prueba la rapidez de los clientes en pedir su menú. La mesa que más se apresure se lleva el pescado, aunque hay para todos.
En solo unos días, el restaurante ha logrado cautivar a los madrileños. "Pese a que todavía muchos no nos conocen, estamos teniendo gran aceptación. Se nota que la gente de aquí quiere a los malagueños y que les gusta nuestra tradición. El que viene, repite", señala el propietario de El Tinterillo. De hecho, la casa informaba recientemente en su página web de que los tickets Letsbonus de la promoción que anunciaba ya se había agotado. "Se vendieron 500 tickets en 30 horas. Ofrecíamos dos platos de pescaíto a elegir y dos bebidas por 10 euros. Superamos las expectativas; fue un exitazo", reconoce Eduardo.
La clientela del chiringuito, que cuenta con capacidad para unas 150 personas, es tan variada como su oferta gastronomíca, que se basa en unos 25 platos. "En Madrid se caracteriza por recibir a muchos empresarios, que vienen a comer sobre todo al mediodía y que pueden ser incluso chinos, rusos o americanos", indica el dueño. Los fines de semana, el trabajo se multiplica, lo que explica que la plantilla, normalmente formada por seis empleados, se incremente en unos 15.
El plato estrella del restaurante es el boquerón al tintero, pero también el pescaíto de la Bahía, los calamaritos, los jureles y las coquinas. El Tinterillo de Málaga puede presumir, en palabras de su encargado, de "ser el único en Madrid que ofrece el clásico espeto de sardina". Las claves de su éxito son claras: un aceite "bien caliente", una buena harina, pescaíto fresco y "mucho arte y cariño".
Eduardo, que con solo 10 años comenzó a ayudar a su progenitor en El Tintero con los pedidos, conoce el negocio al milímetro. Lo lleva en la sangre, pero sabe que ha llegado el momento de potenciar su talento en solitario: "Llevo toda la vida trabajando con mi padre, oficialmente desde los 16 años y ya tengo 31. Quería crecer por mi cuenta y aprovechar la oportunidad que los jóvenes tenemos de triunfar". Sus perspectivas de futuro estriban en llegar a ser "referente en Madrid del pescaíto frito", además de expandirse y llevar "una tradición tan bonita" a todos los rincones posibles, incluso al extranjero.