Scrache inevitable de los desarrapados maleducados y airados, sin saber guardar las formas, contra quienes ostentan, exactamente, la representatividad de la soberanía popular, como para impedir o facilitar la justicia social, la que sea capaz de anteponer los derechos de los más desfavorecidos, de los desgraciados que se han quedado sin ahorros o sin vivienda, por arte de los que ahora se quejan, por inatacables, porque molestan las formas groseras, natural, de los groseros maleducados, como para sacar punto al Apocalipsis que nos anuncian los parias ultraizquierdosos, faltaría más, en un complot globalizado contra el gobierno natural de la derecha en el poder.
Scrache retratando a los facinerosos que son capaces de no temblar, de tan buenos que son sus modales, cuando cometen sus fechorías.
Y para ejemplo un botón, como la de quienes formaban un matrimonio feliz, trabajando ambos, con un hijo, que tuvieron la “osadía” de embarcarse en la compra de una vivienda, formalizando una hipoteca por 236.000 euros, mientras llegaba la crisis y él se quedó en el paro, y ella se quedó ganando 1.000 euros mensuales y, para más inri, se separaron, y ella se quedó con la hija, y el banco hizo ejecutar el desahucio, en cuanto no pudo afrontar los pagos, y el piso salió a subasta, y el mismo banco se lo quedó por 70.000 euros, y que a la semana lo vendió por 80.000 euros, para ganarse en la operación 10.000 euros, mientras la madre y la hija malviven en una habitación que les cuesta 300 euros mensuales de alquiler, y apenas llegan a la desesperación más absoluta . . . cuando ésta se les echa encima . . . porque aún tiene, ella, la mujer, la madre, la víctima social, que hacer frente a una deuda de 200.000 euros que legalmente le reclama el banco . . . y que tiene todos los parabienes para cobrarlos aunque sea a costa de la mismísima sangre de la malhadada mujer y madre y ciudadana caída en desgracia.
Sin que aún sea un milagro que esa mujer conserve la mínima intención de seguir viviendo . . . ¿por qué, por quién?
Mientras los afectados por los scraches se indignan, y sus voceros se juramentan para impedir el maleducado acoso, porque ellos tienen modales y formas . . . y los desgraciados están poniendo en peligro el sistema entero.
¡Lástima de miserables untados de gomina y sobrados de falta absoluta de toda ética, de toda sensibilidad, misericordia, conciencia. . .! rodeados por huestes de parias indignados que no saben que siguen teniendo todas las de perder.
Torre del Mar 29 – marzo – 2.013