UN ERROR

  • Categoría de la entrada:Opinión

el mismo que esta vez no se había enterado muy bien del error hasta que cayó en que solo era un error, el mismo sujeto que acusa y acusaba a cómicos y otras gentes de mal vivir por sus desahogos fiscales, por lo visto y por su buen ojo de mejor cubero, el mismo tipo al que se le escapó el conmilitón de su partido, gran ex tesorero, atento a las amnistías fiscales que tan generosamente ofreció el mismo ministro de la cosa ecónoma y hacendística.

            Pero en fin, ¡qué se le va a hacer! si solo se trata de un error, protagonizado o no, qué uno qué va a saber, por alguno, por tres o cuatro, de esos profesionales tan especializados, tan pulcros y minuciosos, como para, ¡oh casualidad!, cometer un error tras otro en la persona ideal y susceptible de sufrir un error de ese tamaño, simultáneo, como para que se merezca todas las disculpas del mismo ministro, aunque al resto de afectados que les vayan dando, porque los errores los sufren quienes se hayan de merecer sentidas excusas, el resto solo sufre contratiempos, sustos morrocotudos, errores que no van a ningún sitio.  .. aunque se hayan creado precedentes habiendo dañado una institución impoluta o un poco menos. . . hasta la fecha . . . porque de ahora en adelante ¿quién se va a creer el borrador que facilite la Agencia tributaria?. . . pues “los mindundis” de costumbre.

            Claro que si nos asegura el ministro de los dedos acusadores que solo es un error administrativo, pues eso, que nos quedamos más tranquilos, ¡qué remedio!, que errores los puede cometer cualquiera. . . y si no que se lo pregunten al pobrecito señor Blesa que ha sido exculpado de la acusación “improcedente” por haberle largado un crédito sin garantías a su coleguita el señor Díaz Ferrán, que ya se sabe que entre pillos suele andar el juego, y estos barandas, inocentes por definición, también suelen estar sometidos a “graves errores” . . . que pueden llegar a perjudicarles, o no . . . como a la inefable señora infanta. . .aunque el último error ya no se sabe si la beneficia, la perjudica, o simplemente se carga un poco más un estado de derecho que se desmorona . . . por errores “nada políticos”. . . ¡pues por eso! 

            Y eso que la presidenta de la Agencia tributaria “supervisó” para que la veracidad de los informes fuera intachable, aunque luego la misma presidenta aseguró que de supervisar nada de nada, como para qué creernos ante tanto esperpento. . . exactamente habiendo puesto en entredicho la Hacienda Pública, esa bicha que algunos rehúyen concienzudamente, . . . “¿otro error amnistiable?”.

            Y ya se sabe que los numeritos singulares llevan fácilmente a hacerlos bailar como para confundir unos con otros, aunque el uno sea fácil de retener, con sus dos dígitos, ante el resto, tan liosos, con sus seis dígitos.

 

            Torre del Mar 21 – junio – 2.013