Pero ocurre que… los encargados de tan alta misión nos mienten sistemáticamente; nos roban sistemáticamente; nos quitan el trabajo sistemáticamente; nos expulsan de nuestras viviendas cuando nos han quitado el trabajo sistemáticamente; nos cambian la Constitución en unos días, cuando les interesa, sistemáticamente; nos ponen barreras económicas para acceder a la cultura sistemáticamente; nos amenazan con privatizar la sanidad sistemáticamente, etc., etc.
Con este currículum, ¿a quién o quiénes pretenden engañar esta gentuza cuya misión sería vigilar por nuestro bienestar presente y futuro? En un ambiente de podredumbre tal, ¿quién puede creer a estas alturas en las buenas intenciones de quienes han flirteado con presuntos mafiosos multimillonarios hasta ayer mismo? Haced el favor de desaparecer y dejadnos en paz. Y en el tema que nos ocupa, ¿tan diferentes son los homosexuales a los heterosexuales como para negarles esa posibilidad? Les puedo asegurar que conozco a muchos de ellos (y de ellas) y lloran, ríen, sufren y luchan por llegar a fin de mes como cualquier otro hijo de vecino. ¿Por qué negarles lo que se les concede a los no homosexuales?, ¿dónde está escrito que debemos ser los heterosexuales quiénes determinemos los comportamientos públicos o privados de quienes no tienen nuestras mismas tendencias? Por cierto, y desde el punto de vista de la fe, ¿si son hijos del mismo Padre Hacedor, en qué fundamentar una diferenciación discriminatoria del tipo tú sí… tú no? Si nos vamos a argumentos basados en supuestas leyes naturales, ¿no es la ley del mas fuerte el código que se desprende de una simple observación a nuestro entorno natural?, ¿nos da eso derecho a reinar sobre los mas débiles entonces?, ¿y quiénes serían?, ¿las mujeres, los enfermos, los minusválidos, los diferentes?…
Dediquemos el tiempo a otras urgencias… existen, palabra de honor.
Antonio Caparrós Vida