. .para los de siempre”, . . pingües y fructíferos, desde luego, para los guardianes de la viña, sin decir ni pío de lo que obligue a mojarse, vuelta y vuelta sin apearse, con buenos deseos a la infanta, sin soltar ni palabra sobre sus planes en ninguna materia sensible o caliente, siempre atento a los informes, siempre pendientes de encargar y elaborar, sin nada que añadir, Cataluña por aquí, aborto por allá, don Tancredo subido al cubil haciendo de Tancredo.
Y así hasta la extenuación del pueblo sumido en la desesperación, con la mentira de mantra recalcitrante, sobre las bondades de las medidas dictadas, sin que él, ¿nuestro líder gobernante?, sin nada que añadir, ni lamentar, ni que aclarar, todo sujeto a un error, subsanado naturalmente, porque ahora “ya no recibe llamadas” de su antiguo tesorero en jefe, señor Bárcenas, porque en el PP los malos sueños no llegan ni a pesadillas, simplemente se evaporan por falta de atención, porque nada que les perjudique va con ellos, adalides de la desvergüenza y la desfachatez, sin una broma de más que nos haga reír, ni en una mueca relajante, porque eso es el diluvio que no cesa, con el cargo de la carga en las espaldas de los ¿ciudadanos, súbditos? de a pie, aguantando el chaparrón con cada vez menos. . . ¡ y contentos! porque aún no han llamado a rebato de mayores sacrificios. . . ¡que tocarán!. . . mientras el presidente se estanca en una inane presencia que nada dice, que nada explica, que nada aclara, con todos los parabienes y fes en la inocencia de nuestra inefable infanta. . a la que se le desea lo mejor, ¡pues muy en su punto!.
En tanto el alcalde de Málaga experimentando sobre el “litrometraje” que utiliza, todo muy rapidito, todo a la carrera, cuando se ducha el ilustrísimo edil en jefe, con escasos, contados y bien contados, 11 litros de agua, en partes y como un rayo, todo muy medido, bromas aparte, para que no se pase ni un mililitro o menos en su necesidad acuífera para ducharse.
Explicándonoslo a modo para que cunda ejemplo y admiración, a los pobres desgraciados que derrochamos, seguro, más de lo que luego podremos pagar, por impensables manirrotos del agua que habremos de apoquinar, sí o sí, como para ir pensándose lo de ducharse a diario, como antaño, cuando con una vez a la semana, ¡aunque no hiciera falta! llegaba a ser suficiente, en el barreño de casa, a jarrazo limpio de agua templada, con enjabonado integral, frote al esparto, y aclarado centrífugo al volapié.
Con maña y agilidad, “revoleaos de un buen fregao”, limpios y oreados como el aire al que nos secábamos para lucir más lustrosos. Con su toque de brillantina al tupé y a la remanguillé el gesto y el mohín todos más chulapos que un “endomingao”.
Y ¡allez hop!, de vuelta a la normalidad, de nuevo todos tan aleccionados y contentos, sin nada a qué aspirar más allá de nuestras escasas posibilidades, alicortas, cada día un poco más, por “derrochones y encampanaos”.
Y, a pesar de todo, nos “descojonamos” por menos, cuando resulta que “pintan oros cuando los bastos” arrean, según la propaganda oficial, incansable, contra el común que aguanta y suspira porque vuelva el mundo que conocieron, en el que todos aspirábamos a consumir hasta el paroxismo, harto de reírnos de la miseria que creíamos ajena y lejana, mientras nos siguen engañando con cantos de sirena de recuperación ineludible, en manos de quienes la piafaron, nos endeudaron, nos arrinconaron a la precariedad en la que nos movemos. . . y ahora nos invocan “la recuperación de los necios”. . . sin derechos, sin horizontes.
¡Bromas las justas!
Torre del Mar 26 – enero – 2.014