L A P A J A A L B U R R O

  • Categoría de la entrada:Opinión

Sin ir más allá, aunque resulte que, casi con total seguridad, más de un 60% de la población votante deserte de su derecho a ejercerlo, a ejercer el derecho revolucionario de ir a votar, a participar en la vida democrática, con un voto monumental, gigantesco de desafección que nadie de esos partidos quiere tener en cuenta, por muchos comentarios, al respecto, de “boca chica” que vengan a dejarse por el camino, porque su prioridad es el poder y el mantenimiento de su casta, cuando el pueblo escapa, con o sin razón, con o sin argumentada estrategia, del peligro que representa “esta democracia” anquilosada, inane y paralizada, aunque el peligro sea inminente y los perdedores volveremos a ser los ciudadanos, despeñados en el abismo del populismo y el radicalismo.

                        Y con todo saben, los partidos mayoritarios al menos. .  .si no también el resto, que con ese 30 o 35 % de votantes les es suficiente para “justificarse” y no cambiar demasiado para que todo permanezca igual, tal vez porque saben que, en el fondo, serán los propios ciudadanos, desde su seguimiento  o indignación, participando sin rechistar, negándose  a hacerlo, sus mejores coartadas.

                        Porque, al fin, siempre estaremos  agradecidos  o no.  . .a los desvelos de nuestros prebostes “servidores públicos” desde las poltronas de sus despachos, pero siempre habrá “biennacidos agradecidos y malnacidos contestatarios” ¿a qué sí?.

                        Recuerdo que, y no se si estará bien o mal traído el caso, que cuando yo “cumplí” mi servicio militar obligatorio, la mili, dieciocho meses al servicio de unos mandos, como poco y con benevolencia, antediluvianos, de la época castrense y tal y tal, del régimen anterior, muchos de mis compañeros “de armas y silbatos” no regateaban loas y agradecimientos encendidos a sus jefes, quienes les habían empleado para sus labores domésticas, solicitando fontaneros, recaderos, pintores de brocha gorda, licenciados para impartir clases particulares, carpinteros, ebanistas, mecánicos, chóferes, criados, . . . paseantes solícitos de sus mascotas ladradoras. .  , por haber logrado permisos de fin de semana, propinas, licencias adelantadas, relevos de guardias.  . .con gran contento, pues, para los “agraciados”, por los “detalles” concedidos por los caraduras de orden y mando de entonces.

                        Naturalmente que no tendrá nada que ver con la actualidad, pero a menudo uno sospecha que demasiada gente anda aguardando “una gracia” de quienes sobrevuelan, desde su poder apenas otorgado por las urnas, ni siquiera eso, con unos porcentajes pírricos y, sin embargo suficientes, como para legitimar su labor gobernadora, más atentos a su propia y estricta supervivencia como casta, como clase dirigente, incombustibles, con la desafección popular por montera y atentos a congraciarse de vez en cuando con el personal a su cargo. .  .porque a menudo, o casi siempre, ese personal sabrá agradecer cierto clientelismo que asegure la pervivencia del “invento”, a nada que los de arriba racionen el “maná” entre “los suyos”.

            Y así pues y entretanto los dirigentes “archi democráticos” irán alejándose más y más de sus ideologías políticas, de sus quehaceres y procedimientos políticos, de su oficio, precisamente “político”, para ir convirtiéndose en simples gestores, recaderos, mandaderos, de sus verdaderos amos, los poderosos financieros y especuladores sin alma, dejando apartados sus liderazgos y criterios políticos, para llegar a ser.  . .lo que últimamente van llegando a ser.  ..testaferros del poder económicos, atentos, en cualquier caso a las “puertas giratorias” prestas a facilitarles las salidas para que puedan recibir sus pingües recompensas por “los servicios prestados”.

            Y entretanto muy atentos a los sondeos que irán repartiendo los escaños de las futuras elecciones, aunque solo participen en ellas un tercio mal contado de la población.

            Ahora que abajo, el personal de a pie mira arriba y aguarda que todo cambie a mejor, aunque sea desesperadamente despacio, sin derechos laborales ningunos y por unas pagas de hambre, . . .¡que siempre serán mejor que nada!. . .¿o no?

 

            Torre del Mar  30 – enero – 2.014