LA LUCHA

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La penúltima estación de penitencia se celebra esta vez, televisada o casi, en Ucrania, en Kiev, sangrante, feroz, contra el poder, del pueblo entregado a la lucha, por sus reclamaciones, por su voz irrenunciable, por su grito en las plazas y en las calles, contra el poder que se atrinchera y contraataca, letal e inclemente, dejando un reguero de descalabros sobre su propia población, contra el inevitable empuje de los parias de la tierra, que esta vez se rebelan en Ucrania, en Kiev. .  .

                                    Contra el horror y la tiranía de las democracias falsarias, amedrentadas y conjuradas contra cualquier protesta que ponga en entredicho la realidad que no admite más desafueros, más mentiras, más intereses contra el pueblo. . . abandonado a su suerte.

                                    Porque creímos en una utopía alcanzable, en una quimera creíble, como si de un oxímoron maravilloso se tratara, pasito a pasito, crédulos y generosos, erigiendo un andamiaje digno que anda desmantelándose, , , a trozos, contra la vergüenza y la democracia real y participativa, tras haber logrado creer que un mundo mejor era posible, de vuelta al sumidero de las serpientes, de la abyección que nos salpica y enfanga, día  a día, noticia a noticia, impunidad tras impunidad, dejados en manos de una casta que nos va hundiendo lentamente, perdidos en la desbandada que es la huida hacia ninguna parte, de estampida, escapando de la miserable impunidad de quienes nos han sometido para desangrarnos, sin remedio, contra toda humanidad, negando lo evidente, sometidos a una aristocracia del dinero y el poder que asusta y roba insaciable, que miente y desmonta sin descanso, que oculta y desquita lo peor de cada uno de quienes nos dictan . . .”lo que les conviene . .  .contra nuestros intereses perdidos y barridos”.  

                                    Mientras en Kiev los heridos y los muertos van reconciliándose con la libertad y dignidad perdidas, a un coste demasiado elevado, intolerable e insoportable, contra quienes nos van mal gobernando . . . desmontando cuanto habían ido creando y organizando las generaciones que nos precedieron.

                                    En mala hora, en lucha, sin descanso, sin tregua. . . porque cuando los pobres están dispuestos a morir. .  .siempre habrá quién no dude en matarlos.

                                               Torre del Mar 24 – febrero – 2.014