Con millones de víctimas a diario, con hambrunas, epidemias, explotación del hombre por el hombre, radicalismos, tiranías, patrioterismos, intereses inaplazables, en nombre del dios dinero y poder, del padre de todos los dioses, el becerro de oro aupado al máximo interés financiero, especulativo, insensible, inmune a la humanidad más elemental que llora y lamenta, solloza y pasa hambre, miedo, necesidad extrema, a los pies de los sátrapas de turno, frente a los muros y las vallas insalvables, . . .con la sangre barata, muy barata, a precio de saldo, con el dolor por los suelos del olvido y la risa que todo lo cura, incluso en las convenciones de los paripés que reúnen y dictaminan blandas resoluciones . . . para que nada se envenene más de lo preciso, mientras sangra la herida del género humano autoliquidándose en nombre de fronteras e intereses de poder, en nombre de etnias y razas y cotas y cuotas de poder, siempre por el poder a cuestas, en el desafío permanente con víctimas de tan escasa importancia . . . que no importa que mueran a montones.
En cualquier rincón del mundo, desangrándose los pobres, imparables frente a los poderosos que taponan y destruyen, taponan y devastan, taponan y aniquilan la esperanza del ser humano . . . en un mundo mejor.
La sangre roja, espesa y viscosa, la sangre escapándose de la vida, de la alegría, de la ternura, de los besos y las promesas de amor, del futuro de quien yace inerte, a los pies de los dueños del mundo y sus mamporreros, defendiendo sus inmensos privilegios, cuarteando el sentido común, evitando el entendimiento, demonizando el hermanamiento, encomendados a dioses justicieros y doctrinas malsanas, dañinas y criminales, por mucho que se predique la mentira, la mentira sobre la mentira, una y otra vez la mentira, la mentira hasta la infamia, la mentira parapetada tras la mentira . . .hasta que se convierta en verdad . . .por la que dar la vida si así se exigiera.
La sangre derramada por ataques y defensas preventivas, armados hasta los dientes los parias de la tierra, matándose con saña, sin que jamás lleguen a acabárseles las balas, desgraciados enfrentando sus penurias entre sí, los unos contra los otros, por un lugar al sol manchado definitivamente de sangre humana. . .vilmente asesinada.
En Siria, en Ucrania, en Sudán, en Melilla, en las calles de Río, en el rincón más moderno del mundo que nos vigila, que agoniza, cada quien en su sitio, atentos a las decisiones de nuestros dirigentes que no saben cómo repartir las migajas entre tantos desgraciados aguardando una miserable dádiva, atrincherados en patrias, leyes infames, autoridades que se descalifican por cobardes y serviles. . .ante el único y verdadero dios. . .que es el poder inmutable del dinero y la riqueza. . .sobre todos los hombres de buena o mala voluntad, para que nadie quede a merced de su desamparo.
Torre del Mar 10 – mayo – 2.014