P A R A D O J A S

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La prima de riesgo, es decir el interés que hemos de pagar por nuestra deuda ha bajado a límites históricos, retrotrayéndonos a . . . la Revolución Francesa o a los tiempos de María Castaña. Curiosamente, en un momento de aguda crisis, con un 25% de paro y un escaso crecimiento rayano al 0,4%, con un empeño creciente del gran capital para «comprarnos deuda», ¿sospechoso? o ¿solo curioso, sorprendente. . . ?, de tal manera que se podría afirmar que «alguien» está comprando una «España endeudada». . . es decir millones de deuda y más deuda, como para que en el caso de «nuestra querida España» solo se haya visto como la mejor salida , hipotecarse más, empeñándose más aún «en las mejores condiciones». . .hasta que logremos vernos asfixiado «una vuelta de tuerca más». Porque, de hecho, ya se está empezando a susurrar en los foros de «la burbuja de deuda». Porque ese parece el fin de toda esta patraña. Lograr que haya podido ser «adquirida», la deuda naturalmente, comprada cuanto mayor cantidad mejor para, al cabo, poder caer en las garras de «nuestros salvadores», sean quienes fueren, y seguir al dictado del poder financiero que «ya sabrá» cómo jodernos a modo. Procurando, en cualquier caso, que nada cambie demasiado, entre loas a los servicios prestados y bien pagados del rey de todos los españoles, en buena o mala hora, sin que acabe de mezclarse en el atolladero el común crítico y distinto, por si se destapa la gran estafa que nos tiene atrapados, ¿definitivamente?. Y por eso mismo se representarán los autos de fe al efecto indispensables. Como cuando el congreso se conjure y «aplauda con las orejas» la abdicación de su Majestad, «en el momento oportuno», con un 85% de aquiescencia entusiasmada, en clara descoordinación con la calle, con la ciudadanía que tendría ganas, como poco, de modular su apoyo o no a la proclamación del continuismo de la institución monárquica. Pero ya se sabe que las cosas de palacio tienen sus impasses y sus tempos, sus estrategias y sus artimañas. Con los poderosos de cada gran partido maquinando para que no se les escape el chollo «amenazado» pero menos, con «La Gran Coalición» en el horizonte como plan «B» o «A», depende, si resulta que perciben que se pone en cuestión y en peligro su propio mangoneo. En una perfecta cuadratura del círculo que permita el estrangulamiento lento y asumido de una sociedad que calla y se rinde, mientras se auguran fastos, glorias y representaciones patrias de gran altura en los mentideros del poder que . . .todo lo maneja. Torre del Mar 18 – junio – 2.014