Este periódico habló ayer martes de la exposición de fotografías antiguas que la asociación de vecinos del Palo exhibe en su sede hasta el próximo 21 de julio, fotos del barrio tomadas entre 1910 y 1963 y que proceden del Centro de Tecnología de la Imagen. En una de ellas, tomada en 1910, puede verse, con ligeras variaciones, la misma casa que hace esquina con la calle Mar, en la actual plaza del Niño de las Moras, donde la asociación tiene su sede. El edificio de los vecinos, por cierto, fue diseñado por el actual concejal no adscrito Carlos Hernández Pezzi y la fachada evoca un ayuntamiento de pueblo, con sus balcones para los discursos y un reloj en lo alto. El edificio, informa Falele Rodríguez, dirigente vecinal, se construyó sobre un antiguo cuartelillo de la Guardia Civil, luego usado únicamente como viviendas de familiares de guardias civiles. Pero lo que más llama la atención de la plaza del Niño de las Moras, además de un suelo en el que el más atento se puede quedar pegado como si fuera un papamoscas, es el regular estado de revista del homenajeado, el Niño de las Moras. Vayamos por partes: el suelo de la plaza está compuesto por acera untada de una sustancia altamente pegajosa. Se trata, de la acción conjunta de nueve hermosas jacarandas que, como contrapartida a su belleza, sueltan, como saben tantos vecinos de Málaga, un producto próximo al pegamento Imedio. Y si fueran pocas las nueve jacarandas, también hay una gran morera que tampoco se queda manca. Se plantó con la mejor de las intenciones para dar compañía al busto del cantaor pero lo que esparce en el suelo está dando días (años) de gloria a los vecinos más próximos y la asociación incluso está pensando en cambiarla. Con respecto al busto, todo él necesita un buen repaso de abajo a arriba, empezando por el basamento de piedra, que tiene unas manchas de humedad tan tremendas que están borrando las inscripciones que pueden leerse en dos de los lados. En uno, «La barriada de El Palo por iniciativa de la Peña El Palustre a Juan Ternero Mingorance Niño de las Moras» y a continuación uno de sus pregones de moras. En otro lateral, «Al Ayuntamiento de Málaga el agradecimiento de la barriada por la creación de esta plaza». La obra, realizada por el escultor Garciana en julio de 1971, es de un gran verismo, pero el verismo se está yendo a freir puñetas por el mal estado de la obra. Ya no es sólo la cantidad de ungüentos, bebidas y líquidos de todo tipo que ha recibido la estatua, se trata del ala posterior del sombrero, que si nuestro Ayuntamiento no lo remedia, pronto se desprenderá. El resultado final puede recordarnos a cualquier aficionado americano pero nunca a un cantaor paleño porque el Niño de las Moras lucirá, para nuestro desconcierto, una gorra de beisbol que no se la salta un galgo
La plaza del alicaído Niño de las Moras
- Publicación de la entrada:16/07/2014
- Categoría de la entrada:Noticias del barrio