L A D E U D A

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Y después de tanto sacrificio, y en el principio de todo y al cabo de cuanto se ha vivido y padecido . . . ahora resulta que «nuestra deuda» se equipara a la riqueza de nuestro país. Porque ahora mismo dicen «los listos y economistas de sapiencia inalcanzable, en voz de sus mamporreros los políticos tan altivos como indocumentados que la deuda de nuestro país equivale al 97% de «su valor», y que el año que viene subirá al 101%. Y que cuanto trabajemos e ingresemos será poco para paliar tan grande deuda. Y que, en palabras cristianas, esa deuda suponen 21.436 euros del ala, a mi cargo y a cargo de cada uno de mis familiares, e incluso a cargo alicuota de mi nietita de cinco meses. Por arte y magia de tanto ingeniero y funambulista financiero, de esos que tanta excelencia acumulan, golfos o incompetentes, visionarios a toro pasado de nuestras desgracias y desventuras, sin que a ningún fullero de pedigrí le tiemble el pulso. . .por pura vergüenza. Y eso es lo que hay por arte y singracia de birlibirloque, con una deuda a añadir a las propias e insuperables. Como Cirineos a palos, con la deuda creada y crecida sin que moleste más de lo que aparenta a los piojosos de abajo, morralla en general, que verán de esta manera más imposible su salida airosa, a pesar de tanto jaleo hacia la mentira electoralista que todo tratará de anegar, en el tráfago que confunda el deseo con la necesidad. Mientras crece y se dobla la deuda, hasta la estratosfera, disimulando que no es para tanto y que. . .los pobres aguantan . . .lo indecible ¡sin duda!, y que en base a esa incontrovertible realidad la apisonadora de la desigualdad seguirá ¡marcando el paso!, sin echar en mientes la deuda que nos atosiga, pobres parias, en manos del sometimiento al poder . . . que todo lo sabe. Y anochece en nuestro país con tan buenas noticias con que nos bombardean. . . a pesar de la verdad tozuda de una deuda que no decrece, que nos hipoteca el futuro y deprime el presente, . . . mientras callamos y asumimos que «muy poco es mejor que nada». Ante los farrucos impresentables, graves y vacuos de nuestros excelentísimos economistas, robaperas del tres al cuarto que van haciendo lo que les salga del higo. . .sin dar más razones que a sus amos y señores, tan complacientes, ta inclementes, tan indeseables. Torre del Mar 21 – julio – 2.014