Desde las luminarias asesoras de los grandes mandamases, que dicen y no paran en mientes de sus rotundas afirmaciones, por encima de compromisos, promesas, resoluciones y elucubraciones inaplazables, programas y más programas, consensos y disensos para culminar en la principal coartada para todo, y es que la principalísima preocupación es dedicar todos los esfuerzos para trabajar por la solución a «los problemas de los españoles». Mientras se construyen los discursos flamantes, las excusas grandilocuentes, las mentiras justificativas, galopantes, conducidos o abducidos por resolver «los problemas de los españoles», incluso a pesar de los españolitos de a pie, muertitos de desesperación y penuria, cuando son objeto de tanta caradura para incumplir lo que les tercie, en nombre de «los verdaderos problemas de los españoles». Desde la jefatura del gobierno, señor Rajoy, pasando por la palabrería del nuevo opositor principal, señor Sánchez, ambos empeñados en trabajar tanto por «los verdaderos problemas de los españoles», se hundan quienes se hundan, en el orden que corresponda según su debilidad propia, al amparo de los «problemas verdaderos de los españoles» que tan a modo diagnostican y dedican su esfuerzo a resolverlos, ¡faltaría más!, como para que nos atemos todos «los machos» ante tanta dedicación, ¡en buena o mala hora!. Y entretanto se nos escurren los auténticos problemas que van devastando la vida digna y decente de millones de españolitos, puestos en el brete de tragarse sapos y culebras que van despojando de los más elementales derechos humanos, laborales y sociales de la mayor parte de los españoles de «alpargata». Como para que crezca al unísono la incredulidad y la indignación intolerables ante demasiado canalla puesto en la picota de «la presunción de inocencia», tan dedicados todos los dirigentes homologados a atajar «los verdaderos problemas de los españoles». Tan formalistas, tan predecibles, tan sujetos a la ideología que les tiene domesticados, para «dejarse la piel» por «los verdaderos problemas de los españoles», anteponiendo sus propios intereses, «a la voz de sus amos» por encima de los problemas de los españoles que «no reconocen». . .por mucho que imposten su dedicación exhaustiva. «Los verdaderos problemas de los españoles» puestos en cuarentena porque ahora tienen «la barra» de decirnos que no es para tanto y que «muy poquito a poco» esto va «a pitar viento en popa». . . tan felices con nuestros empleos en precario, sueldos a la baja, derechos perdidos o casi, «¡tan felices!» de no llegar a fin de mes, con «nuestros verdaderos problemas» entre los objetivos prioritarios de nuestros líderes «tan iluminados», ciegos ante el abismo que . . . ¡nos rodea! Torre del Mar 30 julio 2.014