La decisión de la Junta de Andalucía, con la conformidad del Ayuntamiento de la ciudad, de acortar el trayecto del Metro a su paso por el centro histórico hasta la mitad de la Alameda, en lugar de alcanzar La Malagueta, rebaja sensiblemente la incertidumbre de toparse en el transcurso de la obra con restos arqueológicos. Aunque no la difumina en su integridad. La excavación del túnel por el que llegarán los trenes hasta la estación Atarazanas tiene ante sí el reto de superar un hito de consideración, el antiguo fuerte de San Lorenzo, al que podría sumarse la necrópolis detectada en la Avenida de Andalucía, aunque en la parte correspondiente al tramo previo.
Estos son los principales yacimientos tomados en consideración en el proyecto constructivo del tramo Guadalmedina-Atarazanas. De la amplia documentación que compone este documento técnico, elaborado por Typsa, forma parte un estudio pormenorizado redactado por Taller de Investigaciones Arqueológicas y en el que se desmenuzan las intervenciones programadas a lo largo de los trabajos del suburbano para evitar sobresaltos con los vestigios de pasado. Si bien el citado informe se corresponde con la previsión inicial de prolongar el Metro bajo tierra desde el edificio de Correos hasta la plaza de toros de La Malagueta, las conclusiones del mismo son aplicables a la parte segmentada hasta Atarazanas.
No obstante, tras las modificaciones introducidas en el proyecto de trazado, la Delegación de Cultura da una vuelta de tuerca a las medidas contempladas en su día por la empresa, al punto de fijar como condición para la ejecución de las obras la realización de una actividad arqueológica preventiva, consistente en una excavación arqueológica en extensión. La misma, se señala en un escrito de finales del pasado mes de enero, se fija "en toda la superficie afectada por la construcción de la infraestructura".
Esta circunstancia, según se añade en el escrito, deberá ser autorizada por la propia Delegación provincial y realizada por un técnico competente (arqueólogo). Ello de facto tiene una mayor incidencia temporal sobre el entorno de la obra. Asimismo, Cultura
apunta como "restos en principio existentes o posiblemente localizados en la zona de actuación" el Puente de Tetuán y el Fuerte de San Lorenzo. Ante la medida propuesta por Cultura, expertos consultados consideraron más oportuno, dada la escasa información sobre "qué se ha tocado" del fuerte de San Lorenzo, la apuesta por un zanjeado. Justamente ésta es la intervención que propuso Taller de Investigaciones Arqueológicas sobre la mesa 2009 para la necrópolis de la Avenida de Andalucía y el citado Fuerte de San Lorenzo.
Los planos adjuntos al estudio localizan la materialización de un total de 15 zanjas mecánicas, de 1 metro de ancho por 15 metros de largo, para la necrópolis. Seis de estas intervenciones se plantean justo antes de cruzar el puente de Tetuán, junto al edificio de Hacienda, mientras que los restantes nueve lo hacen casi en el inicio del lateral norte de la Alameda, en el cruce con la calle José Manuel García Caparrós. El número de zanjas, de las mismas dimensiones, se reduce a diez en el caso del fuerte de San Lorenzo.
De acuerdo con los estudios, esta antigua construcción, se encuentra dentro de la traza en la que será ejecutada la traza del Metro. La misma, según los datos históricos, fue erigida en el año 1701, con una función clara de protección de la ciudad por la zona occidental y servir de apoyo a las instalaciones portuarias. Tenía una planta irregular, con aposentos para las tropas y zonas de almacenes. Las fuentes ubican el mencionado castillo en una isleta que ocuparía lo que en la actualidad es el extremo oeste de la Alameda Principal. El edificio se mantuvo hasta finales del siglo XVIII, en el que Godoy ordenó su demolición