En una de las imágenes os muestro las páginas del Libro de los Repartimientos, referidas a las tierras del «Valle de las Viñas de Miraflores» (año 1494), que se encuentra en el Archivo de la Catedral de Málaga. Pues bien, cuando se conquista Málaga por los Reyes Católicos, en los citados Repartimientos las tierras de la ciudad fueron otorgadas a quienes les acompañaron como forma de pago por los servicios prestados.
Ante la escasez de caudales de la Corona, nobles, congregaciones religiosas, soldados, sirvientes y artesanos recibieron fincas, caseríos, cortijos o huertos. Comprobamos que entonces esta tierra ya se llamaba «Valle de viñas de Miraflores», pues en el citado año constan documentos y escrituras de compra y venta de algunos cortijos donde se precisa: «El Valle de Miraflores, pertenece desde el arroyo Jaboneros, hasta el arroyo Gálica y desde San Antón, a la parte baja del mar»
. Si nos a «El Palo», denominación con la que se conoce nuestro barrio, según varios investigadores malagueños, procede de las numerosas charcas y lagunas que tenía esta zona. Se basan en la procedencia etimológica de la palabra «palus-paludis», cuyo significado es el de ciénaga o zona pantanosa.
Por otro lado, en los Repartimientos aludidos aparece un Marqués de Palo y allá por 1660 varios documentos mencionan a ventorrillo «El Palo», del que era propietaria María Ramos. En concreto, una escritura de la venta de la finca en 1670, dice así: «la finca es desde el arroyo Jaboneros hasta arroyo Gálica y medio del medio día, pasa un arroyo con el nombre de arroyo del Palo».
Pero consta que desde mediados el siglo XVII, en las partidas de bautismos y defunciones de la iglesia del Sagrario de Málaga, parroquia de la que dependía esta zona, y en las escrituras de venta de terrenos así como en otros documentos aparece la denominación de «Miraflores de El Palo».
En 1848 el Marqués de Iznate en su escritura de compra de estas tierras; el colegio de San Estanislao, en su documentos, libros y revistas de 1890, el colegio del ICET, la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, etc., aluden a «Miraflores de El Palo» para referirse a estas tierras.
En los años cincuenta del pasado siglo, el «C.D. Miraflores» era uno de los equipos de futbol locales con mayor número de seguidores. Después de estos breves apuntes se comprenderá por qué me refiero a nuestro barrio como «Miraflores de El Palo». Recurriendo a esta denominación recuperamos nuestra identidad, resultado de muchos siglos de historia. Además, «Miraflores de El Palo», constituye uno de los topónimos más bellos de toda la geografía española.