«La renuncia no es para evitarse la inversión que eso necesita, sino más bien un gesto que simboliza la vocación de espacio público, como debe ser», dijo el regidor, para quien esta opción beneficia a los empresarios, «que así se garantizan que sea una zona de calidad en cuanto a limpieza y mantenimiento».
En este punto, fuentes de la empresa expusieron a este periódico que todavía no se había contemplado tal posibilidad, y que forma parte de la negociación pendiente. Pero recalcaron que están abiertos a estudiarlo y que, en cualquier caso, este será «un espacio público y de la máxima calidad, porque somos los primeros interesados en que esté bien cuidado y bonito».
Tanto el Ayuntamiento como la Demarcación de Costas coincidieron en señalar que el canon que se les cobrará por adelantado, entre dos y 2,4 millones, en función de si el periodo de explotación es de 25 o 30 años, se destinará en su mayor parte a regenerar la zona verde terrestre; salvo por un porcentaje menor, que se tiene que destinar a crear un espigón de defensa del restaurante. El ámbito que se podrá explotar económicamente se circunscribe al edificio –que será rehabilitado– las terrazas y los jardines anexos, con una extensión de unos 1.600 metros cuadrados. El resto (30.000 metros) se quedarán libres.
La Gerencia de Urbanismo ya ha preparado un nuevo diseño, más económico, que cuenta con aportaciones del diseño que hizo Salvador Moreno Peralta y de los vecinos de Pedregalejo; y ajustado al aporte de los privados. Este se presentará públicamente una vez que se despeje el horizonte de su futuro. A su vez, desde Costas señalaron su intención de acometer las obras marítimas con recursos propios, en varias fases. El desglose actual del presupuesto estima una inversión total de unos siete millones de euros (frente a los 13 millones del anterior plan). De éstos, cinco millones se destinarán a los espigones y a las playas, con cargo a los presupuestos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente