«Días atrás nos encontramos que en los antiguos asentamientos, que en su día ya fueron tapiados por la anterior concesionaria, había aperturas y cinco personas instaladas», explicó ayer Gerardo Lumbreras, uno de los socios de la empresa que dirige el restaurante. Tras el desalojo, se le comunicó la circunstancia a la asociación de vecinos, al objeto de coordinar la vigilancia y pedir la intervención del Ayuntamiento.
«Nuestro temor es que aquello se vuelva a convertir en lo que fue, que por supuesto ni queremos nosotros ni quieren los residentes ni la ciudad», comentó el empresario, y añadió: «Ese espacio está bajo nuestra tutela, pero nos estamos viendo perjudicados económicamente puesto que no podemos acometer las obras de infraestructura que teníamos previstas, y nos genera un gasto adicional de mantenimiento de un espacio público que supuestamente debería ser de la Administración». Con todo, Lumbreras se comprometió a mantener los terrenos hasta que se desbloquee la situación administrativa:«Por nosotros no va a ser; ya hemos sacado muchos camiones de basura y vamos a hacer todo lo posible para que aquello se mantenga dentro del mejor estado de orden y de limpieza posible».
Cabe recordar que en octubre de 2012 ya se produjo un desalojo masivo de indigentes que habían creado un campamento en los terrenos del eucaliptal.