¡L O S S O V I E T S!

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¡Que vienen los soviets!, que ya nos lo ha avisado la inefable y encabritada Esperanza Aguirre . . . a los barrios de los pobres, ¡dita sea!, que ahora pretenderán formar “soviets” que “vayan a traerse la Revolución más comunista y rancia” imaginable en el ideario enrabietado de la lideresa. . . ¿apeada?, pues ¡lástima entonces!.

                                                 Y es que ahora le ha salido a flor de piel toda la sensibilidad, vistas rodeadas las ideas propias de la señora Aguirre, confesada “liberal y conservadora”, ¡mecachis!.

                                               Y en ese sentido pues que también están alarmados, los Villa Mir y compañía, empresarios de pedigrí y talante totalizador, muy a su pesar, ¡seguro!, contra el avance de los “soviets”, las plataformas ciudadanas, los desarrapados de Podemos y sus compinches, seguro, aunque hayan sido apoyados por los sectores más jóvenes y dinámicos de la ciudadanía.

                                               Y así avisan y alarman y meten miedo, mucho miedo. Porque sus orejeras solo ven y aprecian el puro y duro beneficio.

                                               Porque bien callaron cuando la corrupción más granuja y desalmada se sabía instalada en las instituciones, con premios como “volquetes de putas”, y no movieron ni un gesto, ni pronunciaron una sola queja, ni palabra, mientras se lo llevaban a millones de comisiones, mientras los desahucios continuaban instalados y los fondos buitres hacían su agosto, . . . pero entonces “todo iba bien”, . .  .para ellos, para los emprendedores empresarios, tan insaciables, tan inhumanos, tan insensibles.

                                               Del mismo modo que jamás movieron un músculo cuando frente a ese avance de la “macroeconomía” la desigualdad se hacía sangrante, cruel, odiosa, instalada para, desgraciadamente, muchos años. Y no dijeron ni pío, y muestran su rostro impasible, atentos a sus cuentas de pingües beneficios, cuando los desahucios se quedaban en la calle, “lanzados” los seres humanos que no podían pagar sus viviendas, sin otra salida que el abandono a su suerte, sin que nadie de estos próceres pusiera el grito en el cielo.

                                               Y entre tanto “los soviets propios amenazando desde los barrios donde los problemas son e carne y hueso”, . . . donde las lágrimas y la desesperación son muy de verdad.

 

                                               Torre del Mar     mayo – 2.015