El muro de contención es incapaz de contenerse y se cae a pedazos. Los hierros oxidados asoman de las entrañas en esta zona de trasiego de paseantes y bañistas. «Esto se hizo cuando la autovía, en el 89», recuerda Pilar Rojo, vecina y antigua dirigente vecinal. Le acompaña la concejala socialista Estefanía Martín. Se encuentran en el antiguo camino de servicio de la autovía, pegado a la playa de La Araña. Al acabarse el tramo de acera los peatones se disputan el espacio con coches y bicis camino del Rincón. «Cuando voy andando tengo que dar un salto porque los coches pasan a gran velocidad», cuenta Pilar.
Para esta vecina el muro casi deshecho puede resumir la situación de su barrio. Para muchos vecinos no es sólo el último barrio al Este del término municipal de Málaga, también lo es por sus carencias. «Somos el culo de España, aquí te ves negro peleándote para que te hagan cualquier tontería», sentencia un vecino al que conocen por Wi. Tras 30 años en el barrio, cree que la prioridad es eliminar el tramo de la antigua autovía que corta el barrio en dos, la MA24. Antigua autovía porque hace dos años Fomento la cedió al Ayuntamiento y ha pasado a competencia municipal, por lo que ya es una calle de Málaga, por eso los vecinos reclaman dos rotondas, una frente al barrio y otra en la incorporación al Palo, que aminoren el tráfico y de paso desvíen los camiones de la fábrica de Cemento.
«La MA24 parte en dos la barriada, los dos túneles de paso no son suficientes porque están siempre sucios y cuando llueve se inundan», destaca José Santos, presidente de la asociación de vecinos, que reclama la solución de las dos rotondas.
Los túneles para cruzar al otro lado también reciben críticas de Ana Maldonado, vecina de La Araña desde hace 38 años. Vive junto a uno de ellos, en una zona baja del barrio en la que confluyen las aguas cuando llueve, aparte de que junto a su casa pasa el cauce de un arroyo. Por eso el Ayuntamiento le construyó una pequeña pasarela. Pero cuando llueve, «toda la barriada tiene que pasar por aquí y se tienen que meter en el agua involuntariamente. Aparte de que al salir del subterráneo, como la carretera no tiene tragaderas al que sale de allí lo bañan», dice.
«Esto siempre ha sido una ciudad sin ley», cuenta Pilar Rojo, que pasea por calles hormigonadas por la Cementera ni se sabe hace cuántos años, por eso abundan tanto los parches, pero también la suciedad en las aceras de la ruidosa MA24, los postes de madera de la luz y los correspondientes cables que disfrazan La Araña de barrio en fiestas. Para Pilar, el barrio –que disfruta de playa natural, «y que no me la toquen»– está desaprovechado.
En opinión de la concejala Estefanía Martín, «La Araña es un barrio abandonado y aislado porque en él se han hecho muy pocas microactuaciones, algo que vemos en el acerado, el asfaltado y la protección». También señaló que aunque haya pocos vecinos «son vecinos de Málaga y no puede haber ciudadanos de primera y de cuarta o quinta como aquí».
El concejal del Este Julio Andrade, que visitó hace poco La Araña, informó ayer a La Opinión de que el arreglo del muro de contención y otras mejoras se ejecutarán «de forma inmediata» dentro de los planes de urbanismo sostenibles, a la vez que el distrito tiene planeados varias obras para 2016. Con respecto a las rotondas, indicó que la oficina de infraestructuras del Ayuntamiento ya las estudia. «Tendremos que esperar a conocer el proyecto en detalle antes de pensar cómo acometerlo».