SOBRE LAS ÁNIMAS BENDITAS

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De tal manera que nuestros rezos pretendían elevarse para acelerar el paso de ese trance de sufrimientos terribles hacia el edén prometido.

                                                           Y por eso orábamos en familia, de carretilla y con unción, para lograr que nuestras plegarias de gozasen de la mayor eficacia.

                                                           Ahora que se nos acercan las fechas en que la población se reserva un tiempo, un viaje, un encuentro familiar . . . para acordarse de “sus difuntos”, de quienes fueron antes que ellos y cayeron en el revés vital inevitable, yéndose a sufrir en un crujir de dientes al purgatorio de sus desdichas.

                                                           Aunque uno de los últimos papas vino a decir que ni del limbo, ni del purgatorio hay constancia certificada. En fin.

                                                           Tiempos pretéritos, en cualquier caso, de recogimiento y mágica prevención, tildada de sentimiento religioso, por la fe del carbonero que tuvimos todos, a la fuerza o por inercia, para que incluso se dispusiera de unas fechas señaladas en que ese recuerdo tomaba realidad en una visita, en un ramo de flores, ante la tumba de inolvidables difuntos, ánimas benditas en el éter de la eternidad deseada.

                                                           Ahora que los nuevos tiempos empujan y recogen modas paganas, seguramente, entre “el truco y el trato”, con la convulsa celebración de una fiesta que, al cabo, solo es un “pase de disfraces”, tan horripilantes como de mentirijillas, tras el gasto debido en los establecimientos comerciales que saben como seguir sacándonos el dinero, a gusto y sin remordimiento, por hacer como que la muerte no nos da miedo.

                                                           Mientras “nuestras ánimas benditas” sufren el relevo de los tiempos que llegan, olvidadas en el limbo del que ya nadie reclama su existencia, ¿para qué? si ahora solo interesa la risa y el desparpajo de quienes huyendo de “los malos sueños” que no se deben tener mientras jugamos “al truco y al trato”.

 

                                                           Torre del Mar    octubre – 2.015