DE VUELTA AL REDIL

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con las aguas revueltas y algunas canalizaciones previstas para desahogar la hez acumulada, ante las halagüeñas expectativas, puro espejismo, que miles y millones llegaron a soñar que . . . podría ser posible, . . . a pesar de que, antes bien al contrario, cuando las aguas ya intentar volver a su estancamiento de siempre.

                                                          

                                                           Y en ese sentido el bipartidismo se frota las manos, aunque se quede corto, mientras piensan que podrán ¿restablecer músculo?, y entretanto la ilusión de aquella indignación que parecía tomar cuerpo . . . fue puesta en la diana a lapidar desde el primer segundo, mientras se temía, seguramente, ahondar en los propios principios, tal vez porque se ha querido “agradar” al mayor número de ciudadanos, mientras la apisonadora gobernante ha sabido aplicar muy bien “sus políticas” . . . recortadoras, como para que hayan logrado convencer al personal que “eso era lo que había”, o eso o “el caos”.

                                                           Y es que ¡qué bien venden!, y al contrario ¡qué mal han sabido vender quienes lideraron la rabia, la indignación!, a pesar de que supieron hacer “la foto perfecta” de la corrupción, de la desigualdad, de la caída libre de una sociedad que perdía y perdía derechos laborales, sociales, económicos . .  .

                                                           Y todo habrá resultado un amable sueño, una dulce pesadilla que pretendió agarrarse a la estela del poder.

                                                           Aunque también es verdad que se claudicó antes de tiempo. Porque el miedo hurgó en los bolsillos y parece que la consigna volverá a ser “dios mío, dios mío que nos quedemos como estábamos. . .”, aunque no eso habremos conseguido porque ya nada volverá a ser igual . . . en mucho tiempo.

                                                           Y sin embargo pueden ir cantando “media victoria” los partidos de siempre, mimetizados con su capacidad para resistir sobre la resignación que ¿habremos de disimular’, . . . ¿para que vuelvan a vencer?, en aras del mantenimiento del sistema.

                                                           Y es que después de todo nos volvieron a envolver con el timo del tocomocho. Porque, al cabo, llegamos a creer que nosotros dispondríamos de cartas y. . . no ha sido así, porque la baraja entera estaba en sus manos, en manos del gobierno pepero.

                                                           Tal vez por eso mismo siguen con ventaja en la parrilla de las encuestas.

 

                                                           Torre del Mar      noviembre – 2.015