YO NO SÉ NADA

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Porque el problema es de los otros, siempre son los otros, siempre hay un culpable o muchos de la desgracia que desampare al personal, así tomados de uno en uno, porque “uno” siempre es la víctima.

Porque es más fácil desentenderse. Porque resulta más cómodo inmiscuirse en los asuntos propios, exclusivamente, de nuevo en los propios, es decir en los problemas que uno tiene y solo uno.

Para y por qué el egoísmo aupado a la categoría de sustancia inexcrutable puede y debe llegar al único móvil de la existencia de uno y uno y uno y uno y uno . . .

Hace pocas fechas una familia inglesa, madre, padre y dos hijas pretendieron viajar para pasar unos días de vacaciones en Tenerife.

Embarcando en el avión, por lo visto de low cost, se encontraron que, pudiendo los pasajeros sentarse donde les apeteciera y hubiera plazas libres, ya no quedaban para sentar juntos a uno de los hijos, de seis añitos, y a uno de los progenitores, según ordenan y prescriben las normas de la aviación internacional y comercial, sin que nadie del pasaje ya acomodado “quisiera moverse” para habilitar dos plazas juntas, para permitir que el menor pudiera viajar junto a un adulto de su familia.

Y la familia en cuestión tuvo que abandonar el vuelo y la perspectiva de esas vacaciones cortas y apetecibles porque, al cabo, no era problema de los pasajeros del avión el problema de la citada familia.

Y es que esa era y es la cuestión. Los “problemas propios” son exclusivos, y cada quisque ha arreglárselas como pueda.

Y así como para luego pretender enterarse de nada que no interese directamente, a plazo muy corto, sobre los intereses muy suyos, de cada barbián metido a rufián . . . porque aquí cada quien va “exclusivamente a lo suyo”.

Y así los prebostes de la política nacional hacen de su capa un sayo porque la ciudadanía está en sus problemas .

Porque los dirigentes están en sus “mamandurrias”, ¿verdad que sí?, pues por eso.

 

Y, por cierto, la familia del viaje low cost salió muy enfadada contra la compañía y no dijo ni mu, ni se sintió especialmente indignada hacia el comportamiento generalizado de los viajeros, tal vez, porque su comportamientofue muy bien comprendido. Madrid junio – 2.016