Los cuentos y sus relatos: 1.-. CAPERUCITA ROJA

Una vez que su abuelita estaba enferma y no podía hacerse la comida, la mamá de Caperucita le preparó una cestita con varios alimentos, entre los cuales destacaba una tortita riquísima y un bote de mermelada.

Como la mamá no podía llevárselo encargó a Caperucita Roja que le acercara la cestita a la abuelita, en el centro del bosque.

Insistió mucho la mamá en que no se saliese del camino que llevaba hasta la casita de la abuelita, y que no se distrajera, y que no se detuviera ni hablase con nadie, y que volviese enseguida a casa.

Caperucita prometió que lo haría así, tal y como se lo había recomendado su mamá.

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Salió Caperucita feliz, cantando y saltando, con la cestita al brazo y siguiendo sin salirse el camino que llevaba a la casita de la abuelita.

Sin embargo enseguida se le hizo largo el camino, y comenzó a ir más despacio y a pensar que iba a tardar mucho.

El lobo feroz del bosque que la vigilaba desde que había salido, escondiéndose tras los árboles del bosque, se dio cuenta de que Caperucita ya no iba tan contenta, y que tampoco saltaba, ni que cantaba …

Entonces aprovechó la ocasión, y muy amable, y suavizando su vozarrón todo lo que pudo se presentó, de repente, frente a Caperucita para preguntarle:

-¿Dónde vas Caperucita?.

-Voy a casa de mi abuelita con esta cestita, con una torta y un tarro de mermelada, porque está malita en la cama.

Muy astuto el lobo feroz le indicó un atajo para que pudiera llegar antes a casa de su abuelita. Pero era mentira y en realidad le estaba indicando el camino más largo.

Caperucita le creyó y abandonó el camino principal y escogió el … mal atajo.

Además se entretuvo cogiendo flores, fresas del bosque, avellanas, de tal manera que tardó mucho en llegar a casa de su abuela.

Para entoncesel lobo hacía mucho tiempo que ya había llegado don de la abuelita de Caperucita a la que se había devorado de ¡un solo bocado!.

Cuando al fin llegó Caperucita se encotró a su abuelita en la cama. Claro que no era la abuelita sino el lobo feroz disfrazado con el camisón de la abuela y disimulando que no era quien era en realidad.

Caperucita quedó muy extrañada por el aspecto de su abuela que no era su abuela y prerguntó:

-Abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

Y el lobo contestó con una vocecita algo ronca: ¡Para verte mejor!

Y seguía preguntando Caperucita:

-Y abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

-¡Para oírte mejor! … contestó el lobo.

E insistió Caperucita: ¡y qué dientes más grandes tienes! …

¡Para comerte mejor!, y como había hecho con su abuelita, de un solo bocado se devoró a Caperucita

 

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Menos mal que cerca de la casa de la abuelita andaba un cazador que, por casualidad, escuchó las voces de la niña y el lobo, y además … pudo ver a través de una ventana qué había sucedido dentro de la casa.

Escondido tras unos árboles, el cazador siguió al lobo feroz que tras haber devorado a la abuelita y a Caperucita sintió una sed enorme y entonces se acercó al río para saciar su sed.

Aprovechando la ocasión y mientras el lobo se inclinaba sobre el agua del río, el cazador logró apoderarse del animal y sacando su navaja, de un tajo, logró abrir la tripa del lobo para poder sacar de ella a Caperucita y a su abuelita.

Después y mientras el lobo permanecía atontado, como dormido, el cazador le llenó la tripa de piedras y con aguja e hilo que tenía se la cosió.

Cuando el lobo feroz se despertó al fin la sed seguía atormentándole. Cuando intentó agacharse sobre el agua del río para saciarla el peso de las piedras hizo que cayera al fondo del río donde el lobo feroz se ahogó.

 

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Caperucita Roja y su abuelita, tras dar gracias al cazador, regresaron a casa.

De vuelta por fin en casa de su mamá Caperucita se dio cuenta del peligro que había pasado y prometió obedecer siempre a su mamá y no volver a detenerse ni hacer caso a nadie

 

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Y colorín colorado este cuento se ha acabado con un final feliz y una lección bien aprendida