La incomprensible demolición de una preciosa casa mata junto al arroyo Jaboneros ha desvelado el antiguo letrero de una fábrica de aguardiente
El solar tras la demolición y al fondo, el letrero de la fábrica. A.V.
14·01·23 | La raquítica lista de edificios protegidos de Málaga que exhibe nuestro PGOU, auténtico espejo de la sensibilidad de nuestros pertinaces cargos públicos por el Patrimonio, la Historia y la Arquitectura, lógicamente se olvidó de incluir en su seno una preciosa casa mata del Valle de los Galanes, con aspecto de haber sido construida en los años 30, a lo sumo en los 40 del siglo XX.
Se encontraba en la esquina de la calle Almirante Enríquez con la avenida de Juan Sebastián Elcano, junto al arroyo Jaboneros, pero no traten de localizarla porque hace varias semanas que mordió el polvo de la mano de uno de los negocios más boyantes que se pueden emprender en esta bravía ciudad (una empresa de demolición, claro).
La casa demolida por falta de protección, en una foto de 2008. GOOGLE MAPS
La desaparición de esta hermosa vivienda ha dejado al aire, sin embargo, una pincelada de un pasado anterior: en la pared medianera con la casa mata siguiente, ya en Juan Sebastián Elcano, en el perfil de la casa demolida ha aparecido un letrero con la estética de los años 10 o 20 del siglo pasado y puede leerse con letras gigantes: «Fábr d Aguard».
Se trataría, por tanto, de una fábrica de aguardiente que o bien este letrero se limitaba a publicitar o bien se encontraba en la misma parcela o en la contigua. No hay que olvidar que esta parte del Valle de los Galanes tenía un importante elemento fabril, con la cochera de los tranvías justo enfrente y la taberna a la que solían acudir los trabajadores y que en la vecina calle Octavio Picón se levantaban unas bodegas.
En los años 20 y 30 del siglo pasado, cuando empezó a ponerse de moda este barrio y el anterior -Pedregalejo, que originalmente terminaba en el arroyo de los Pilones– la prensa de la época bautizó toda la zona como «el no va más pero menos», aludiendo irónicamente a que el barrio residencial por excelencia era El Limonar, pero quien no tenía los dineros suficientes como para vivir o, al menos, veranear en ese disputado rincón de Málaga, se tenía que conformar con Pedregalejo o el barrio siguiente, el Valle de los Galanes.
Qué paradoja que lo único que va quedando antiguo en la zona, el edificio administrativo de las antiguas cocheras, iba también a ser demolido por nuestro inconmovible Ayuntamiento, pero la Asociación de Vecinos de Pedregalejo se opuso con firmeza. Más tarde se demostró que su autor fue Fernando Guerrero Strachan y hoy el Consistorio lo adapta como futura sede del Distrito Este.