«Gracias al plano de mi fachada me ha localizado un amigo que hace 10 años que no veía»

En El Palo no se habla estos días de otra cosa. La pregunta resuena en cada corrillo. ¿Has visto La chica de nieve? Y es que la barriada es testigo de muchos momentos de la trama. Allí -en la antigua Casa Pedro- se sitúa la redacción de SUR recreada para la ficción. Y también allí, junto a las 4 esquinas en calle Aguilar y Cano número 5 , se ubica SAT electrónica, un pequeño negocio de reparaciones que acaba jugando un papel clave en el desenlace del thriller.

Antonio López, dueño del local desde hace 9 años, aún está digiriendo la repercusión de su aparición en Netflix. Confiesa que cuando la productora tocó a su puerta -allá por noviembre de 2021- su primera reacción fue de incredulidad. Por entonces no imaginaba que arrasaría a nivel mundial. Tanto, que le ha permitido reencontrarse con un viejo amigo de Granada al que le había perdido la pista hace diez años. «Me ha localizado tras identificar la fachada en la serie, donde se ve mi número de teléfono. Llevo días sin parar de recibir llamadas de todo el mundo», asevera.

La grabación, cuenta, fue en febrero. Durante un día los miembros del equipo de rodaje se encargaron de poner a punto su interior. «Fueron cuatro pequeños retoques de iluminación como poner unos focos y quitar algunos cacharros de en medio que tengo demasiados», bromea este malagueño de 51 años. La segunda jornada fue de grabación. Una secuencia protagonizada por Milena Smit que López siguió desde el exterior sin perder detalle. «Me sorprendió ella. Parecía de porcelana», resalta.

Para Antonio -que también se acabó la serie el mismo sábado tras su estreno- lo mejor de haber participado en el proyecto es el cariño que está recibiendo ahora de la gente. «En el barrio me felicitan por lo bien que se ve el negocio. Ha sido una revolución. Está siendo una publicidad tremenda así que estoy feliz», recalca. Solo tiene una espinita. Bueno, más bien dos.La primera, no haber sido él el intérprete tras el mostrador. «Todo el mundo me dice que es una lástima, que tenía que haber salido yo». ¿La segunda? Haber perdido el fragmento del guión que la productora olvidó en su local. «Mi mujer no sabe dónde lo ha puesto y no paro de buscarlo», dice entre risas.