El Distrito de Málaga Este quiere volver a bruñir la obra que recuerda la famosa frase del filósofo sobre sus años en Málaga, hoy prácticamente ilegible
De la malagueña Dolores Chinchilla, abuela materna de José Ortega y Gasset, vecina de Marbella, heredó el famoso pensador su tez morena
Junto con su hermano Eduardo fue alumno del colegio de los jesuitas, en El Palo, entre 1891 y 1897, de los 8-9 a los 14 años. En seguida destacó por su inteligencia y capacidad de memoria.
El catedrático de Literatura Jordi Gracia, biógrafo de Ortega, cuenta que por esos años en Málaga el nombre de los dos hermanos ya se escribe con la ‘y’ entre el apellido paterno y materno, para evitar el «encabalgamiento de las sílabas» (un ‘ga ga’ que habría sido malsonante).
Cierto es que la estancia en el internado le deprimió y que le defraudaron bastante tanto los métodos de enseñanza como los profesores, con la excepción del padre Gonzalo Coloma, quien fuera del programa escolar comenzó a enseñarle griego, la que sería una de sus grandes pasiones (en 1898, ya con los jesuitas de Deusto, quien le examinó de griego fue el propio Miguel de Unamuno).
La frase que ha quedado para la historia y que resume sus años en Málaga -ciudad en la que por entonces vivía su abuelo paterno, José Ortega Zapata– la publicó el pensador el Día de los Inocentes de 1910 y formó parte de una reseña en El Imparcial, el periódico familiar que dirigía su padre.
En la reseña sobre ‘A.M.D.G..’, la famosa novela sobre un internado jesuita de Ramón Pérez de Ayala, Ortega se ve reflejado en «la misma niñez triste y sedienta», pero a la vez, recuerda cómo, por su rendimiento escolar, fue nombrado -como su gran amigo Ayala en Gijón– ‘emperador’ del colegio, de ahí esta conocida y preciosa frase: «Saliendo de Málaga, siguiendo la línea ondulante de la costa, se entra en el imperio de la luz. Lector, yo he sido durante seis años emperador dentro de una gota de luz, en un imperio más azul y esplendoroso que la tierra de los mandarines».
Hace casi una década, en octubre de 2014, el Ayuntamiento inauguró un precioso monumento basado en esta frase anterior, nacido de un concurso de la Escuela de Arte de San Telmo.
‘Gota de luz’, que así se llama, obra de Gonzalo Abril Martí, en el paseo marítimo del Palo, permitía leer la frase «Yo he sido emperador dentro de una gota de luz», reflejada en una media circunferencia metálica que evoca esa luminosa gota.
Los años han pasado, alguna letra se ha ido a por tabaco y ya no es posible leer nada. El Distrito de Málaga Este quiere volver a bruñir el monumento para que regresen las hermosas palabras de Ortega y Gasset.